Tener carácter
El carácter es la señal definitiva de las sensaciones, sentimientos, actos de voluntad y forma de obrar de una persona. Puede diferenciar a un individuo de otros sin importar la cultura, el género, la generación o la profesión.
El carácter es la señal definitiva de las sensaciones, sentimientos, actos de voluntad y forma de obrar de una persona. Puede diferenciar a un individuo de otros sin importar la cultura, el género, la generación o la profesión.
Esta cualidad se forma por medio de la deliberación íntima y la voluntad, facultades personales del individuo que pueden llevarlo a un cambio total en lo que concierne a su temperamento o forma de pensar.
En la historia de nuestra humanidad hemos visto un sinnúmero de casos en los que hay transformaciones célebres de carácter, como la de san Ignacio de Loyola, iracundo y colérico, que terminó actuando de manera apacible y tranquila.
El temperamento y la voluntad son la base del carácter, pero ¿cuáles son aquellos pilares que fundamentan un buen carácter que puede influenciar el temperamento?
Podemos hablar de algunos de ellos:
- Abnegación
Esta es la virtud de renunciar al egoísmo particular en beneficio común de otros seres. Todo ser humano debería poseer esta gran virtud.
- Alegría
La alegría es un don que a veces se recibe al nacer, o que se puede llegar a tener, y que en sí es el poder sentir una sana satisfacción por el simple hecho de existir. Ahora bien, una persona alegre también puede reaccionar objetiva y positivamente a las situaciones de la vida, acoplándose sin dificultad a las adversidades.
- Bondad
La bondad es la habilidad de guiar una situación por medio de una gran rectitud de espíritu. La bondad no es amabilidad, como muchas veces se piensa.
- Comprensión
La comprensión no va directamente ligada a la voluntad del individuo sino que está estrechamente relacionada a otras habilidades. La comprensión se da en la inteligencia, en la cultura y en otras aptitudes.
- Confianza
Por confianza se entiende el aliento que se confiere a algo que está fuera de nuestro interior. La confianza es un motor positivo para nuestros sentimientos, aunque muchas veces se sobreentiende como la confianza exagerada en uno mismo, que puede llevar a errores de ego o vanidad.
- Delicadeza
Por delicadeza se entiende la atención y el exquisito miramiento que se obtiene del trato con otras personas.
- Ductibilidad
Un término poco común como adjetivo. Ductibilidad es la facultad de ser flexible en el juicio a otras personas.
- Equilibrio
Una persona equilibrada es aquella que no se deja desbalancear por impulsos momentáneos, es una persona de carácter armonioso y ponderado.
- Firmeza
Por firmeza se entiende la habilidad de soportar dificultades con gran entereza, de ser constante, estable, y de no vacilar ante la adversidad.
- Generosidad
Una persona generosa es aquella que en sus relaciones se entrega de verdad y por entero. Una persona generosa es franca de ánimo y positiva en sus esfuerzos.
- Instrucción
La instrucción, como la comprensión, no es una característica de espíritu sino una aptitud adquirida con la experiencia. Por instrucción, o cultura, se entiende toda la gama de conocimientos que adquiere una persona por medio de libros, maestros o la misma experiencia vivida. Una persona culta es más apta para la vida en común.
- Inteligencia
La inteligencia puede tenerse cuando se nace, pero depende de cada uno cultivarla, desarrollarla y ampliarla. Una persona inteligente se distingue por su agudeza mental y por comprender de forma más fácil los conceptos de la vida.
- Piedad
La piedad es una virtud puramente espiritual. Una persona puede abrigar de manera constante e incondicional sentimientos positivos y buenos hacia los demás. Esta virtud está directamente ligada al trabajo espiritual.
- Sensibilidad
Se entiende por una persona sensible a aquel individuo que se deja llevar por sentimientos de comprensión, humanidad y ternura.
- Serenidad
La serenidad es la entereza con la que somos capaces de afrontar todos los acontecimientos de nuestra existencia. Se entiende también por serenidad la virtud y el valor imperturbable que a veces conserva un individuo ante ciertas vicisitudes y ante cualquier circunstancia desagradable de la vida.
Es natural que la persona promedio no cuente con todas estas virtudes; estaríamos en presencia de un santo si así fuera. Pero esto no quiere decir que en nuestra vida no debamos intentar forjarnos en todas, o en la gran mayoría.