El valor de la fe
Bolívar soñó y no desfalleció en la FE
Bolívar encarna el significado de: “Estar convencidos”, que es lo mismo que tener fe, Bolívar es el ejemplo del que sabe observar lo que ocurrirá en el futuro, un líder del tamaño de Bolívar tiene la videncia de la fatalidad de lo que tiene que pasar, de lo que ocurrirá inevitablemente.
¿Cuál fue la visión de Bolívar?:
Bolívar vio un pueblo nuevo, un grupo humano, producto de amalgamar o mezclar: la raza negra, la raza indígena autóctona y la raza española, un nuevo grupo humano que reunía las características de cada uno de sus orígenes: La fortaleza de los negros, la inteligencia de los indígenas y el ánimo de grandeza del pueblo español, Bolívar vio una raza nueva con futuro y aunque desde el principio también presagió las luchas internas soñó todo el tiempo con una gran potencia en el Norte de Suramérica, desde que nació estaba convencido de la realidad futura, sabía de la guerra y sabía de las épocas nuevas, desde niño entendía que estaba en la época española, pero que en breve llegaría la época de los Estados Unidos del Norte de Suramérica.
Bolívar soñó y no desfalleció en la FE, sabia lo que tenía que hacer estaba convencido de ello, la fe es el motor que nos mueve, la fe es la causa de las obras, la fe es la chispa que inicia el amor y el sacrificio por la humanidad.
Bolívar soñaba con una gran nación con limites exactos, desde el amazonas y el virreinato del Perú, hasta el caribe y desde el pacífico hasta las Guyanas, su fe logró el sueño, posteriormente dividido pero logrado en lo importante.
Bolívar después de luchar y ya anciano soñaba con el fin de la guerra, murió de tristeza al ver la lucha de los hermanos hijos del mismo padre, con la misma tristeza que sienten los padres al ver que sus hijos se disgustan y están distanciados, con una sensación de amargura y debilidad, porque en las familias, la fortaleza se encuentra en la unión, la visión de Bolívar fue acertada y la misión de su lucha fue clara, el fin de una época oscura y de una desigualdad malsana de mando y de poder.
Luego de la gran revolución de los primeros 30 años del siglo 19, los hermanos se distanciaron, la guerra estéril separó los pueblos, pueblos tan hermanos que sufren la amnesia del sufrimiento, el trauma del desarraigo y de la separación, ejemplos hay miles, de esta amnesia de pasado, son graciosos y evocan ternura y añoranza: Muchos venezolanos piensan que Bolívar era Colombiano, en Quito se manejan negocios de Pasto y Popayán y en Cali se manejan negocios de Quito, en Panamá no se conoce la historia de la separación de Colombia, como si nunca hubiese ocurrido, en el Valle del Guaviare Colombiano se baila el mismo joropo llanero que en el Orinoco Venezolano, somos hermanos, hijos del mismo padre y mezcla de las mismas razas y no nos acordamos, tenemos la amnesia de la vieja guerra que nos ciega ante la realidad, es lo mismo que nos ocurre, ahora en Colombia, somos hermanos en Guerra, la misma gente, la misma Colombia, separada en grupos y con rótulos distintos en la guerra estéril de la pobreza, del atraso, en la guerra caduca de la falta de oportunidades y de la destrucción de la Tierra.
Deberíamos recrear con nuestra voluntad el sueño de Bolívar, un sueño en el que somos Caribe, Sierra Nevada de Santa Marta, un sueño en el que somos indígena Yaruro de Maracaibo y Chibcha y Ucayalí de Ecuador, en el que somos Pacífico y Darién y Sierra de la Macarena y atardecer de los llanos y niebla fértil de los páramos y río cristalino de Sierras inexploradas, un país que aun es hermoso y que no deja de ser el Paraíso, a pesar de nosotros mismos. Deberíamos cumplir el sueño de Bolívar de vernos en paz y construyendo la Gran Potencia del futuro.