La magia del imperio Inca
Los Incas son un misterio, no sólo por lo que los españoles borraron de ellos, sino por su religión, por sus conocimientos de alquimia, de regeneración humana y de evolución espiritual.
Generalmente se cree que los Incas ocuparon la tierra de la que hoy es Perú y Bolivia, esto no es cierto, el imperio Inca era el imperio de los Andes, se extendía desde lo que hoy es el sur de Colombia, todo Ecuador, todo Perú, prácticamente Bolivia, la mitad de Chile y parte de lo que hoy es Argentina, la lengua que hablaban era el Quechua, aunque también hablaban en lengua Aímara y en Muchik, les cuento que estos eran verdaderos idiomas, con estructuras increíbles, hoy casi no se conocen no se conservan como hace años, como hace 1.000 años, porque la conquista española borró totalmente la cultura Inca, principalmente con el calificativo de herejes, infieles y con una disculpa o argumento horrible; España declaró a los Incas como cultura pagana, para justificar la conquista y la colonia. En épocas precolombinas, esas “formas de hablar” para mencionarlo de alguna forma, tenían sus “señas” o sus surcos en piedra o en una especie de papeles vegetales, todos quemados y destruidos, lo único que de los Incas se conserva es lo Quipús o líneas de nudos en las cuerdas, pero los signos del Quechua, del Chacha, del Tallán y del Muchik, se perdieron para siempre, de eso los españoles no dejaron ni rastro, incluso, quienes estudiamos la memoria espiritual de las culturas, sabemos que existió en algún tiempo el alfabeto sagrado Aímara un alfabeto muy relacionado con los bucles y las líneas de las figuras de Nazca, era un alfabeto espiritual, perdido para siempre con la justificación abominable de los pueblos paganos, en alguna ocasión que vi esas letras del Aímara (sólo algunas) parecían ser una mezcla entre las figuras de Nazca y el alfabeto Devanagari de los hindúes, bellísimas, todo desapareció, fue borrado de tal forma, que hoy se asegura, por parte de los mismos historiadores peruanos y ecuatorianos, que el Quechua nunca ha tenido alfabeto, craso error, se perdió, que es otra cosa, pero hace 600 años hasta los idiomas Kunza y Pasto, tenían trazos correspondientes a los fonemas, jamás vamos a saber lo que se perdió, nunca entenderemos lo que se borró con esa conquista, hasta los mismos cronistas del ejército de Pizarro, comentan de la barbarie con “reatos de conciencia”, de lo que hicieron, para quedarse con la riqueza y con las tierras de todo el imperio Inca, un imperio bellísimo, con grandes valores morales, los cronistas españoles comentan que sus gobernantes eran tan sabios, que entre los Incas no habían robos, ni engaños, ni adulterios, que solo conocieron esto con la llegada de los españoles, en quienes reconocieron inmediatamente todos los vicios y todos los males.
De los Incas, en cuanto a la parte de la Magia, tenemos que necesariamente hablar de un punto Geográfico Sagrado, uno de los mayores enigmas de América, algo que entre más traten de explicar, menos queda creíble, menos queda explicable, les estoy hablando exactamente de lo que en lengua Aimara se conocía como “Sacsau uaman” que luego se tratara de pronunciar en el “españolizado” Sacsay Huamán; desde que llegó la gente de Pizarro a estos parajes, quedaron aterrados con ese monumento megalítico con muros ciclópeos y piedras talladas de semejante peso, ¿cómo las transportaron, cómo las encajaron y las ubicaron unas sobre otras con tanta exactitud? ¿Cómo lograron que se quedaran allí durante cientos de años sin ningún pegue de cemento en una zona tan sísmica, aún hace 500 años la gente de Pizarro se preguntaba cómo era posible semejante construcción sin el conocimiento de la rueda, ni de las palancas, ni de las poleas, ni del hierro y esas preguntas y esos enigmas perduran hasta hoy, cómo es posible? Es una contradicción todo lo que se puede ver en Sacsayhuamán.
Para comenzar, primero, tratemos de traducir desde la lengua Aimara la frase “sacsau uaman” y aquí hay una equivocación histórica, el vocablo traduce exactamente “lugar a donde llega el ave sagrada” o también “lugar en donde se siente bien el ave sagrada” y esto lo han traducido como “lugar en el que come el halcón, o en el que se sacia el halcón”, esto es distinto, así se han alterado las informaciones de tal manera que se borran y desaparecen.
En la parte central de la fortaleza, hay una construcción redonda, que desde muy arriba se ve como un calendario y los bordes de esta piedra están cristalizados, es como si la piedra hubiese superado los 5 mil grados centígrados hasta alcanzar un estado curioso de vitrificación y si nosotros tenemos en cuenta estos vitrificados y el nombre de “lugar a donde llega el ave sagrada” inmediatamente pensamos en una nave, es lógico, y no me pueden decir “ah, es que a doña Hilda todo se le volvió OVNI, no, es que ciertos eventos y ciertas cosas, son tan exactas en su presentación que son “Huevo es, gallina lo pone y frito se come”, cuando vemos esos muros, esas piedras y esos vitrificados no hay ninguna duda.
Las narraciones de los herederos de los Incas, que hoy no tienen ni la menor idea de su enorme riqueza mágica y sagrada, dicen siempre en la Fiesta del Inti Raymi que la fortaleza de Sacsayhuamán está hecha exactamente para la llegada de los halcones, que ese es lo que se conoce en la tradición y que por historia ellos aprenden que hasta para la llegada de 10 halcones al mismo tiempo.
No tengo que decirles que la palabra halcón no es Inca, halcón viene de Falco y es de otras culturas, cuando ellos dicen que la fortaleza puede sustentar la llegada de varias aves, se refieren a varias naves y esto explica la disposición inexplicable de las piedras, de varios miles de toneladas, apiladas de tal forma, que no es posible que usted introduzca una navaja en una ranura, al ver por ejemplo, la esquina de un muro, pareciera que las piedras hubiesen sido de plastilina y dispuestas como un rompecabezas, con uniones también de piedra, es como si para esas tecnologías de naves, no fuera conveniente el metal en el aterrizaje.
Todo esto es increíble, todo une a lo que hay en Bolivia y Perú, une a Tiahuanacu y a Cuzco, une a Sacsayhuaman con Puma Puncu y con Machu Pichu, en todas estas ubicaciones hay construcciones en piedra con las mismas características y esas construcciones, tienen que ver con otras, al otro lado del mundo, en Balbek o en Egipto o en Sarajevo, parecieran ser terraplenes de aterrizaje, plataformas sólidas y fuertes, recuerdo, por ejemplo la piedra central de Machu Pichu, es una piedra bellísima y gigante, que en Perú le dicen Intihuatana, es una piedra rara, pero viéndola con detalle, pareciera ser una forma que casa perfecto con otra, es como la parte de un rompecabezas, es como si un aparato o una nave pequeña, llegara y encajara perfecto en la forma de esta piedra, así ocurre con la fortaleza de Sacsayhuamán, así ocurre con las piedras más grandes, que se pueden ver en el mundo, con los redondeles, las torres, los muros, las señas que hay en las piedras, así ocurre con todo lo que construyeran los antepasados de los Kilkes, así se le llama a esa cultura de constructores.
Pero los Incas son un misterio, no sólo por lo que los españoles borraron de ellos, sino por su religión, por sus conocimientos de alquimia, de regeneración humana y de evolución espiritual, por su contacto indiscutible con inteligencias superiores llegadas del espacio, de ellos es necesario seguir hablando, del respeto por la Pachamama y del Padre Pachaya, de la figura Crística de los Incas, es decir de Huiracocha y del conocimiento del sol interior.
No es tan fácil estudiar las culturas precolombinas de América, la conquista y la colonia fueron TAN fieras, violentas e invasivas, que el material de investigación únicamente está construido por lo poco que quedó y por lo que se ha descubierto y desenterrado en tiempos recientes y que se ha protegido por los países actuales, así ha sido con todos, de los Mayas hay pocos códices y las ruinas en todo México y Guatemala, de los Aztecas, las ruinas de México, de los indígenas norteamericanos, sólo queda una tradición oral cuasi desaparecida, muy pocos objetos, muy pocas ruinas y un pueblo más que diezmado y reducido a resguardos diminutos. De los chibchas, caribes y de nuestros pueblos indígenas ni hablar, lo que hay en el museo del Oro, San Agustín y otras cosas muy pequeñas, y el remanente del pasado, en la tradición oral en manos de los Koguis, los Muinanes, los embera o los Wayú, sólo para citar los más conocidos, de los pocos grupos que nos quedan, su tradición oral es una joya, debería ser patrimonio nuestro y su conocimiento debería ser consignado en libros de oro y difundido a todos, esa debería ser una prioridad para nosotros. De los Mapuches de Chile y Argentina, sólo quedan historias, muy pocos objetos y muy poca evidencia, aunque fueron los únicos que se enfrentaron hasta lo último a los invasores, también fueron borrados como los demás y su increíble conocimiento heredero de Lemuria aniquilado en el tiempo.
Con los Incas ocurrió lo mismo, pero era un imperio tan grande y era tan monumental civilización que por más que trataron, no lograron exterminarla del todo, ¿cómo destruir algo como Puma Púncu, es tan enorme que es difícil destruirlo, en la época de la conquista y de la colonia, no existía la tecnología, ni las armas de destrucción para hacerlo, por eso no destruyeron estas construcciones, pero lo hicieron de otra forma, es increíble ver que parte de las ciudades Peruanas y Bolivianas se construyeron usando como cimiento las colosales construcciones indígenas, si nosotros vamos en este momento al actual Cusco, vemos que las casas coloniales están construidas sobre los muros incas y vemos que el convento de Santo Domingo está construido prácticamente sobre la base de una pirámide Inca.
Así es la historia de América, llena de estos detalles. Las crónicas y la tradición hablada, también están contaminadas de sesgos, los españoles trataron de legitimar la invasión por el lado de la justificación religiosa, diciendo que eran paganos y demoníacos y asimilando toda la cultura Inca a los demonios Europeos, por otra parte, los españoles comúnmente decían que los Incas eran violentos y que se invadían entre ellos, entonces que en la mediación de esa guerra civil España se quedaba con las tierras y mientras tanto, se encargaron de quemar sistemáticamente millones y millones de “Mantos”, que eran unas telas especiales de los Incas para consignar su historia, estos mantos eran presentados a los sabios con sus correspondientes narraciones y los sabios los corregían para hacer los nuevos mantos autorizados, pero los inexactos se doblaban y los guardaban en una especie de biblioteca, cada manto era resumido en 6 ó 12 tablas y esas tablas eran apiladas por temas, esos mantos y esas tablas solo quedaron en las crónicas, los destruyeron en su totalidad, pero al decir todos, es todos, no dejaron nada, fueron 400 años de exterminio, buscando y encontrando para destruir, tanto que se ha pensado que no tenían escritura y que con lo único que se comunicaban eran con los hilos de nudos o quipús, esto no es así, borraron y destruyeron todo, sólo dejaron las piedras por pesadas e indestructibles.
Muy pocas personas saben que el imperio Inca no se llamaba el Imperio Inca o el Imperio Incaico, para ellos el Inca era el gobernante, pero el Imperio se llamaba “Tavantín Suyú” y las traducciones de Tavantín Suyú son tan disparatadas como diversas, cada historiador da su versión, cada uno da su traducción, la más aceptada por los arqueólogos es “Las cuatro divisiones que tiene el mundo” aunque sin querer ser pretenciosos, hay una más exacta que solo se conoce en las corrientes espirituales y es: Tavantín Suyú significa “El centro de uno de los cuadrantes del mundo” y es que este nombre está en quechua arcaico y es increíble, pero para ningún Inca era claro que era el Imperio Inca, para ellos era la nación de Tavantín Suyú, estas curiosidades de la geografía son relativamente comunes; por ejemplo, nosotros le decimos Alemania a Alemania, es normal y para nosotros es inconcebible que sea de otra forma, pero para los alemanes ese nombre es absurdo, ellos no saben qué es Alemania, su país es simplemente “Deutschland” y un alemán es un “Deutsch” por más que aquí sea Alemania o en Estados Unidos le digan Germany. Así era el Imperio Inca, ellos pertenecían al país de Tavantin Suyú, aunque los españoles les mencionaran como Incas.
Su sistema de memoria era impresionante, imprimían en los mantos la historia de los Panacas o de los linajes, en Aimara se dice a linaje “Panaca”, cada linaje tenía historias increíbles, mágicas, de construcciones, de ciudades y en sus crónicas no existía una línea divisoria o un límite entre la 4ª dimensión y el mundo físico, así lo señalan sus tradiciones.
Uno de los sitios más increíbles de los Incas era precisamente Sacsay Huamán, del que les hablaba ayer, el sitio de las piedras enormes, con Ovni – puertos, perfectamente diferenciados y como prueba de esto los vitrificados en los bordes de las piedras, en el calor increíble del aterrizaje y cerca de Sacsay Huamán una construcción aún más misteriosa en nombre quechua Kenko, que al traducir es laberinto, y verdaderamente es un laberinto, en parte subterráneo y en parte sobre la tierra, el sitio es increíble, los más viejos han heredado la sabiduría de sus mayores, dentro de lo que aún se conserva de su Panaca o linaje, que Kenko es una puerta dimensional cerrada hace casi 1.600 años, antes de la llegada de los españoles, durante algunos enfrentamientos internos que podríamos llamar las batallas de Chancas, las crónicas recogidas en idioma Kunza dicen que este sitio era un regalo de los de arriba para “coger atajos” y atravesar fácilmente el reino de Tavantín, ellos dicen que no era tan fácil, que había que coger el punto exacto en el laberinto de kenko, en los altares o bajando a los subterráneos y que esto era facilísimo para los que tenían limpia la espalda, es decir para los sabios y los sacerdotes “una espalda limpia, sostiene una cabeza iluminada”, era la premisa casi religiosa de los Tavantines sacerdotes, esto es bellísimo, se refiere a la columna, a los puntos de luz y al despertar de la conciencia en el cerebro.
Así como la historia de los vórtices de espacio en Kenko hay historias increíbles entre los Incas, como la iniciación en las naves que aún hoy se oyen en lo que queda de la lengua Puquina, o las narraciones en Chacha: “Uno de los señores del cielo, escoge a uno entre las almas puras y lo eleva en el ave de luz y desde allí el mundo se ve redondo y al llegar de nuevo, ya no hay que subir en el ave, porque el “Pácha” sale del cuerpo en adelante, pero sale sin cuerpo, de manera que es posible volar con más libertad y ya no se vive el vértigo del ave”, estas son palabras en español, obviamente la narración es complicada de decir como originalmente se oye, sin embargo, es posible entender algo así, como una especie de iniciación en el desdoblamiento, en un proceso que inicia con el simple despegue de una nave, por supuesto se entiende que las almas puras son las avanzadas espiritualmente y que la espalda señala un camino referente a los nadis y a los puntos de luz y la cabeza o el cerebro, como punto culminante del sistema nervioso central, ligado a la iluminación o al despertar de la conciencia.
LA SABIDURIA DE LOS INCAS
Con la llegada de los españoles, se desmanteló toda la historia de los Incas y sus grandes descubrimientos, esto ocurrió con gran intensidad en los 400 años que siguieron al descubrimiento y se desaceleró en el siglo 20, pero durante todo ese tiempo, 500 años se borró la memoria, es como llegar a una casa muy lujosa, llena de maravillas y llevársela sistemáticamente, llevarse los muebles, las puertas, las ventanas, el techo, toda la decoración, quemar telas y papeles, construir otra casa con sus muertos, llevarse el piso y solo dejar los cimientos, eso hicieron con los incas, y con esa barbarie desdibujaron y cambiaron el significado de la cultura y de la tradición espiritual absolutamente increíble de los Incas o Tavantines.
Los españoles nunca entendieron el conocimiento de los Incas, todo lo que encontraron fue extraño para ellos, su sociedad, su vida, su gobierno, sus controles sociales, los españoles no entendían por qué los Incas no eran ambiciosos ni entendían por qué no habían ladrones entre ellos y más profundamente, nunca entendieron su estrecha relación con la naturaleza, con los Andes, con las selvas y con los animales, siempre creyeron que los animales eran sus ídolos y que los adoraban, por eso decían que eran idólatras, satánicos y herejes, era la disculpa para violentar el paraíso.
En Tavantín se conocía perfectamente el sistema de las almas de los animales y de los elementales del suelo, de las plantas y de las vetas de la tierra y cada uno de ellos comprendía que debería interactuar con la naturaleza para identificarse con esas distintas fuerzas, los Incas meditaban y en esa meditación, por ejemplo, se identificaban con la fuerza del “Mochuelo” que era una especie de Búho, en este animal veían el estado de alerta, pero al mismo tiempo, la tranquilidad, la paciencia, la quietud, la conciencia, no es que lo adoraran, se identificaban con sus cualidades en el proceso de la meditación, todo Inca meditaba en el Búho y habían familias de los grupos sacerdotales muy conocidas por su éxito en la meditación, entonces la figura central o el sello personal y de familia era el Búho, eran los grandes meditadores “de ojos abiertos y de ojos cerrados” todo esto tan parecido al Shinto que había en el Japón antes de que llegara el budismo, los Incas eran muy similares en sus tradiciones a los viejos japoneses que pertenecían al Shinto, una corriente espiritual exclusivamente natural.
Por ejemplo, los jefes y las familias del Inca se identificaban con el Oso, por su sabiduría y su fuerza; los comerciantes y militares con la fuerza del Jaguar y del Puma, los sacerdotes con el cóndor, los magos con las serpientes, los aprendices e investigadores con el zorro y así con animales más pequeños, en su proceso de meditación, que era muy profunda, visualizaban las fuerzas de la naturaleza y se las apropiaban, se identificaban con ellas, ese conocimiento la habían aprendido de las adaptaciones de Pachamama que era el nombre de la naturaleza para ellos y esas adaptaciones las hicieron los hijos de Pachayá que tenían el poder de las aves gigantes, cada cosa traída por los hijos de luz era para reforzar la fuerza y la percepción de los vehículos de “huira”, algo así como los cuerpos en los que el alma encarna, entonces entendían la comunicación extrasensorial con los Pumas, con los Jaguares, con los Búhos, con los árboles y los campos de vegetación, con los viejos de las montañas, es decir con los Devas o los élfos de las montañas, cada uno de ellos entraba en sintonía en pequeñas meditaciones con la naturaleza, con una de las fuerzas naturales que en ese caso entrara en contacto o que necesitara, ellos sabían de los Nuglis que cuidaban los manantiales o los nacimientos, ellos sabían de la fuerza elemental de un bosque y la fuerza elemental que se concentraba en un pequeño espacio despejado en medio de los árboles, su vida en verdad, era la magia de la naturaleza, ellos trabajaban con la naturaleza en el respeto y la comunión permanente, algo que los españoles entendían como “pedir permiso”, no era así exactamente, simplemente entraban en sintonía con ese organismo, hacían que entrara en contacto su aura con la de las plantas o los animales y así recolectaban o se abrían paso en el bosque, o abrían un espacio para construir, todo se hacía en sintonía.
¿Quién era Pachayá? El Quechua no es fácil, es difícil, es una lengua perfectamente estructurada que tenía su escritura y sus símbolos que sólo se escribían en mantos o en tablas, todas desaparecidas, Pacha – mama era la Madre tierra o la Madre Naturaleza, figura exactamente igual o equivalente a la Madre Divina, Pachayá ó Pachayá - Chachic es el padre eterno, que baja del infinito y se fija o se dedica a los detalles, es el padre del destino o de la instrucción, es el padre del cielo al que veneran los hombres de las aves gigantes, una imagen y un concepto que existe en el infinito del cielo, pero que la mente no puede comprender, es el padre que da a cada uno de los hombres de la tierra un fragmento de cielo en su cabeza y también a sus hijos los que vienen en las aves.
Para los Incas, el ser que representa la llama de Dios en cada corazón es Uira–cocha, muchos le dicen Vira–cocha, esto es incorrecto, simplemente es el vocablo españolizado de la V corta, que antiguamente se pronunciaba como “U”, de manera que la pronunciación correcta es Uiracocha, es prácticamente la figura crística del pueblo de Tavantín, y entre las tradiciones más viejas era conocido como el “Señor o el Soberano de las Varas” y para los Incas, las varas es lo que significa para nosotros, Vara es Bastón, Caña, Guadua, Báculo, es un concepto de Vara con nudos, caña con nudos, columna con vértebras, canal con puntos de luz y en este punto, nos adentramos al gran conocimiento alquímico de los Incas, Uiracocha estaba relacionado con el trabajo de Inti o el mismo sol interno, el camino para llegar a Inti o al Sol central de cada uno de nosotros.
Si Usted le preguntara a cualquier persona del viejo Incanato de Tavantín , ¿Por qué el Señor de las Varas? Simplemente le diría; porque estamos repetidos varias veces en el sueño de Pachayá incluso en el sueño en el que somos aves y en cada una de estas repeticiones sube Uira–cocha hasta Inti y en ese mismo momento se convierte en Ila. Esto se dice entre nosotros de la siguiente forma; tenemos varios cuerpos y cada cuerpo tiene una columna y un centro y en cada complejo de estos la energía se ilumina más en cuanto se acerca a los puntos superiores de luz.
Nadie ha entendido los mitos de los ayudantes de Uira–cocha, de los que partieron de Tiahuanaco para hacer los túneles en los Andes, todo en la misma forma en la que se desarrolla la forma alquímica, esas dos fuerzas que dependían de Uira–cocha se llamaban Tocapú e Imaymana, esas fuerzas son las mismas energías polares que sostienen la columna vertebral, simbolizada en los Andes, con sus misterios y sus construcciones misteriosas, cada una de ellas representa una parte importante de la “Gran obra”, para ellos vital que se enseñara, ellos sabían del tiempo del olvido, del fin de la magia natural, en el momento en el que llegaran del otro lado de las aguas los hijos de la memoria perdida, esos hijos de la oscuridad que llegaron y acabaron con su casa y solo dejaron los cimientos, por esto casi no hay información de los que vivieron en esa casa.
El año pasado se cumplieron 100 años del descubrimiento de Machu Pichu ¿Quién puede decir que la ciudad estaba intacta? ¿A quién quieren engañar?
Machu Pichu también ha sufrido 500 años de saqueo, allí no queda nada, solo los cimientos y se completa la línea; Nazca, Cusco, Kenko, Moray, Piquillacta, Puma – Puncu, Puca Pucara, Tipón, Machu Pichu, Olla – Tay – Tambo, Tambo – Machay, Sacsayhuaman, Tiahuanaco, El lago de Titicaca y Antofagasta, todos los túneles de los Andes, forman las vértebras del enorme gigante de Tavantín, los hijos de la luz, los Calia Ilá de Pachayá que llegaron en las Aves sin alas, les enseñaron a perpetuar el cuerpo de la luz y de la memoria en las montañas de Pachamama, para cuando llegara la era del olvido, ese orden sirviera de Tichi o iniciador.
VIRACOCHA O HUIRACOCHA
Esta es una figura sagrada de América prehispánica que no es fácil de explicar, algunos lo interpretan como la imagen crística de América del Sur, otros dicen que es el símbolo de la siembra extraterrestre posterior a Hiperbórea, otros dicen que es el otro nombre para los seres solares o los seres de “inti”, más o menos parecidos, a los Nefilim de la biblia, y hay razón para tener algo de confusión, porque los mitos son tan profundos que no son fáciles de interpretar, Vira probablemente viene de la tradición de los Viras o de los Varis que son los hombres Sol, los gigantes que dieron lugar a los seres que se fueron, en la antigüedad, hace milenios, a los famosos Chavines y esas mitologías se parecen a los textos védicos, están llenos de aves metálicas que recorren los cielos, están llenos de historias de esferas que tienen seres brillantes que se casan con las mujeres de los templos, es la misma historia que hay en el antiguo testamento de los hijos de Dios con las hijas de los hombres, los hijos de Elohim, los Nefilim.
LA ISLA DEL SOL ESTÁ EN EL GRAN LAGO ENTRE PERÚ Y BOLIVIA, ES UNA ISLA MISTERIOSA EN LA QUE ACTUALMENTE OCURREN FENÓMENOS EXTRAÑOS
El lago Titicaca es un lago enorme que está en los Andes entre Perú y Bolivia, es altísimo está a 3.800 metros y mide más o menos 8.500 kilómetros cuadrados para hacernos a una idea, es casi como nuestro departamento de Sucre, el lago es muy especial desde épocas pasadas, tiene 42 islas y algunas adicionales que son flotantes, hechas por los indígenas con tejidos de Totora.
Cuando uno va al Perú, los peruanos son muy puntuales en decir que los Incas son nuevos, que todo lo peruano y en general lo andino es viejo, que los Incas son relativamente recientes y esto es cierto, pero lo que no dicen es que es un simple cambio de nombre, es el mismo Tawantín Suyú que era como se llamaba el reino de los Andes hasta la Nación de Ecuador, los Incas fueron la última dinastía que se terminó con el gobierno de Atahualpa y Atahualpa pertenecía a una estirpe muy sagrada y cerrada de unas tierras, la misma estirpe de Manco y de Tupac que eran considerados sagrados ¿Y cuál era la razón de ese carácter sagrado? La tradición era muy clara, los 13 emperadores que existieron en Tawantín Suyú eran descendientes de la mezcla de un hijo del Sol que descendió a la tierra en medio de una esfera de luz resplandeciente y una mujer Aimara, tenían algo especial en la sangre, eran tan sagrados que fueron cuidados y contemplados por el pueblo hasta la exageración y así lo hicieron en el reino, tanto es así que cuando Pizarro tomó prisionero a Atahualpa, la propuesta era liberarlo pagando dos habitaciones llenas de plata y una habitación llena de oro, todo el reino se dedicó a reunir esta enorme riqueza, y lo hicieron, pagaron este monstruoso rescate y apenas lo recibieron los españoles, asesinaron a Atahualpa, esto nunca fue olvidado por el reino, era el último de una estirpe que luego se diluyó y que fue perseguida por los españoles, Atahualpa alcanzó a tener 8 hijos que fueron perseguidos hasta su exterminio total, dos de ellos se salvaron, pero de ellos no se sabe nada, los Aimaras tienen idea de dónde sigue “viva esa sangre” y de esta historia de los trece emperadores de Tawantín Suyú sale toda la historia de los hijos del sol, de aquí sale la historia de los que llegaron a la isla del Sol en el lago de Titicaca, que mucho antes de los Incas ya estaba ocupada por los Tiahuanacotas y en épocas muy remotas se conocía como el “Lago o las Aguas de Puca”, esto es más o menos “las aguas de las esferas del Sol o de las esferas de luz” y luego ya en periodos Incas, se conoce el mito de la Isla del Sol, la historia de una nave que llega a esa Isla, con un ser de luz que se enamora de una mujer aimara bellísima y en una casa flotante de Juncos de Totora, conciben a Manco Capac y Manco Capac se casa con una mujer de luz llamada Máma Uclu y de allí nace toda la descendencia de los emperadores, esta historia es obviamente más larga y más completa, es una historia con muchos misterios y contenidos, es la historia solar de Suramérica en la que hay elementos y misterios que se desconocen, en esto interviene la historia de Viracocha o Huiracocha, una deidad misteriosa de las Tierras que hoy son Bolivia, Perú y Chile, es el Dios Dorado que tiene atributos humanos y características celestiales.
Pero el misterio del Lago continúa en el tiempo presente, muchos han visto entrar y salir esferas de luz del lago Titicaca, esferas de todos los colores y tamaños, esferas de Sol o esferas de las estrellas como dicen los aimaras, las leyendas del “descenso” de Viracocha en un arca resplandeciente, son bellísimas y son toda una tradición en esas tierras y coinciden con los altares de piedra en la isla y coinciden con las imágenes por satélite de las huellas en el fondo del lago que dejaron esas naves o esas “arcas de luz”, coinciden con las escaleras en forma piramidal y con las fuentes de piedras misteriosas y las murallas de piedra que hicieron los Incas para las vestales del templo y son famosos los vórtices de la isla del Sol, en particular hay uno muy curioso que está en la puerta del templo del Pilcocaina, es una puerta IDENTICA a la entrada principal de la pirámide de Keops en Egipto, igualita, la entrada es sellada y los que se acercan siempre experimentan un mareo muy grande, un mareo que casi es incapacitante, es necesario sentarse, no es posible seguir de pie, es una de las características de los vórtices, de ciertos vórtices, esa puerta señala la dirección de una colinita de piedra que tiene un manantial, que se conoce entre los de allí como la fuente de los tres sabores, o las aguas de los tres sabores, esto tiene relación con la magia de origen de la que hablan los Tigsis de antaño o los “Señores altísimos”, los Apuj que enseñaron todo el origen de las cosas, aún existen esos misterios en las aguas del Titicaca, aún se ven las luces y aún el mito está vivo en la tradición, con seguridad el vínculo es extraterrestre.
LOS EMPERADORES INCAS
Desde Manco Cápac que nació en la isla del Sol en el año 1200 aparece una estirpe de 13 emperadores, todos relacionados con el Lago y todos relacionados con la isla de Inti, eran sagrados por su sangre de estrellas, los mitos hablan de la gran sensibilidad de los Señores a la Madre Tierra, entonces tenían que ser muy puros porque su energía era definitiva para el pueblo, eran sanadores y tenían el poder de conceder agua y fertilidad a la tierra y siempre los tenían que llevar alzados, porque si tocaban la tierra podían ocurrir catástrofes, porque la tierra también era muy sensible a ellos, el hijo y el nieto de Manco, eran Sinchi Roca y Loke Yupanki, muy poderosos y muy “de estrellas”, los otros descendientes eran “más diluidos”, esos otros eran Maita, Huácac, Pachacutec y otros hasta Atahualpa, ellos eran menos poderosos, tenían “su magia” y tenían sus “poderes especiales” de los que casi no se hablaba, pero no eran tan sobrenaturales como los ancestros.
Son misterios que nadie habla y tradiciones grandes del pasado que se borraron con la violenta llegada de España.