¿Qué no es espiritualidad?
La espiritualidad NO es adoptar un cuento artificial para creernos más que los demás.
Decir esto no es fácil, es complicado decir la verdad cuando no es lo que esperamos, pero es necesario ubicarnos dentro de los conceptos que señalan la espiritualidad.
Cada corriente de espiritualidad se identifica con caminos verdaderos, gente genuinamente practicante que avanza en el camino verdadero, ellos son dignos de imitación y de todo nuestro apoyo y aplauso.
Pero en todo esto hay deformidades horribles, deformaciones con cara mística y bondadosa, deformidades con la agresividad de fanatismo, deformidades con espiritualidad que se esconde en mentiras y en interpretaciones equivocadas y sesgadas, deformidades en cuentos falsos que hoy corren principalmente por internet, deformidades propagadas por autodenominados maestros iluminados con egos monumentales que inventan montajes increíbles, en perjuicio y engaño para la humanidad.
NO es espiritualidad, por ejemplo, la falta de carácter y las poses de santurrón y en esto nosotros vemos una gama infinita de caricaturas; existen personas que cambian en su pose física por el sólo hecho de incorporarse a la investigación espiritual, adoptan una voz artificialmente suave, con melindres y con gran afectación, blanquean los ojos cuando entran en meditación, se convierten en una fábrica de humildad artificial y están increíblemente orgullosos y vanidosos de ser sencillos, según su propia lente de pretendida espiritualidad “ya no tiene ego” y en esta parte recurro a las bellas palabras de Anthony de Mello cuando decía: “Cuando una persona tiene mucha fama de santo, hay algo sospechoso”, la espiritualidad no tiene esas poses, la espiritualidad es nuestra misma voz, es nuestro mismo carácter, es seguir siendo nosotros mismos, pero más despiertos, tener nuestra misma voz, admitir que estamos en proceso de transformación, la existencia de nuestro ego es innegable, estamos analizando y descubriendo la forma de cambiarlo y en ese proceso, no podemos adoptar apariencias santurronas y comenzar a discriminar a todo el mundo porque no saben o no conocen a lo que nosotros tenemos acceso, eso es horrible y es anti-espiritual.
La espiritualidad NO es adoptar un cuento artificial para creernos más que los demás o para instalarnos un aura artificial, en este sentido, la espiritualidad NO es adoptar la misma cara de los “angelitos de porcelana” y decir mentiras para pertenecer a la élite de los contactados. Muchos dicen que se comunican con el más allá o con los ángeles, casi que imitando una serie gringa, abundan los personajes que adoptan un disfraz de ropajes extraños y dicen que se comunican con los ángeles, porque se lo imaginan o porque han leído uno de esos libros modernos de ángeles de papel de color pastel, esto es necesario saberlo, porque en la espiritualidad es necesario ser objetivos, muy objetivos, la espiritualidad no es hablar en voz baja o vestirse con ropa rara o parecer fuera de lo común, no es hablar en sánscrito, ni aprenderse de memoria la técnica de cómo se medita en hindú o hablar mitad en sánscrito, mitad en español, NO, eso no es espiritualidad, la meditación y la santidad del alma cuando son genuinas, brotan espontáneamente en las personas.
La espiritualidad NO es ser conspiranóico, es decir, no es pensar que estamos rodeados de lagartos venidos del espacio, en internet abundan los locos que le ponen piel de cocodrilo en el cuello a Obama y a la Reina Isabel y a Madona y al Papa, eso es RIDÍCULO, eso es inventar toda clase de calumnias para crear en la humanidad un horrible delirio de persecución, tenemos que admitir que algunos dirigentes de nuestro mundo, no son un dechado de virtudes, ni son un ejemplo a seguir, eso es cierto, pero de allí a irse al extremo de decir que en su vida secreta son un reptil que viene del espacio, es verdaderamente insólito y lamentablemente estos conspiranóicos se han convertido en un símbolo espiritual, se ha confundido equivocadamente la mística, con estas interpretaciones grotescas.
La espiritualidad NO es un estado alternado que viene de afuera, no es una droga o una planta alucinógena, no es una autosugestión ni es nada externo que nos haga cambiar. La experiencia mística es interior, no es algo que llega de afuera, es la propia persona la que en estado de meditación comprende las grandes verdades y ve la luz del Ser, la meditación es como el ejercicio físico, cuando ya estemos acondicionados, cuando ya estemos en ese ritmo, es fácil y llega desde el interior. Pero ocurre algo en la mística moderna, se olvidan del camino de la transformación del ego, se olvidan de ese camino que nos entrena en transformar la mente, entonces todo se convierte en magia, en superación personal, en agrandamiento del ego, de la vanidad, pero ¿dónde está el trabajo con el ego?, dónde está el proceso de transformación de nuestro ego desequilibrado?, esa es una de las grandes causas de la deformidad de la mística moderna, que todo se ha convertido en “Yo hablo con los ángeles”, “Yo hablo con los muertos, con las almas o con los maestros”, y recuerden que cuando oímos tanto esa palabra “Yo, yo, yo” lo que está hablando es el ego.
El montaje de las grandes estrellas del espectáculo místico que se disfrazan de hindúes o de egipcios y que hablan en palabras extranjeras y que hacen ruido, es un extremo, el otro extremo es el de los silenciosos modernos ascetas o anacoretas, no meditan en una cueva o en una columna como San Antonio, pero adoptan una pose introvertida y neurótica rodeada de elementos místicos, entonces llaman la atención por su elaborado silencio, por su programada discreción, porque la humanidad no es merecedora de sus palabras, ellos están en un silencio elevado que quiere ser notorio, pero que debe parecer “que no es intencional”, estos personajes olvidan que el poder del corazón nos tiene unidos y que estamos en el deber de contestar si nos preguntan, tenemos el deber de ser objetivos con la espiritualidad, en la información y en la práctica, en el acceso a la mística y en las fuentes de esa misma mística.
Y en esto de las fuentes hay algo importante que decir, las fuentes originales son los libros sagrados de la antigüedad, que son la memoria del remanente místico y los maestros espirituales, reconocidos en todo el mundo por su santidad y sabiduría y obviamente la experiencia mística de todas las personas en estado de meditación. Y aquí hay que ser muy claros, la investigación mística y el conocimiento espiritual no debe ser sectario, las sectas tienden a decir que ellas son dueñas de las palabras, de las enseñanzas y de los conceptos, cuántas sectas modernas nosotros conocemos que se han apropiado, como si fuera de ellos, enseñanzas como el Kundalini, el Tao, la Cábala, el trabajo con el ego, la meditación, el Darma, el Tantra y tantos otros temas que tienen milenios de antigüedad, los miembros de estas sectas juran que ese conocimiento es ideado por sus líderes, pero desconocen “las fuentes”, que son milenarias, pero esa exclusividad, ese montaje, se hace por cuenta de la manipulación, todo esto se respalda con la promesa de ser únicos, de ser diferentes, de ser exclusivos, así se organizan estas sectas, esto NO es espiritualidad, porque el objetivo es formar una estructura, una organización, cuando el objetivo correcto debería ser ayudar, por esto nos atrevemos a decir que esto NO es espiritual.
Pero en toda esta deformidad hay más vericuetos y hay más detalles, como por ejemplo, que hay palabras que no se pueden decir, o que hay palabras que se tienen que transformar y otras que se deben decir mucho, hasta el punto de hablar raro, hablar con miedo, dificultar la comunicación, otros hacen voto de silencio por uno o dos días, otros dicen que están en “ayuno de pepino”, y tantas otras locuras que hay por debajo del título de lo que NO es espiritual.
Espiritual es el que medita mucho, el que no es fanático y respeta las tradiciones, la memoria y la voluntad ajena, espiritual es el que no atosiga a los demás con las propias ideas, espiritual es el que investiga sobre la energía y la transforma, es el que sabe que somos un tejido de luz, entonces se convierte en ejemplo y en fuente de información, pero espiritual es el que admite que debe transformar el ego, es el que sabe que es necesario trabajar con la mente. Lo demás... bueno... lo demás... No es espiritual.