La gran Madre

Nuestra fuerza espiritual es manifestación de la madre eterna

En las tradiciones orientales, Maya, o Maia, es quien viste al universo de formas y colores, ella crea permanentemente todo lo que podemos ver, es la misma Madre Universal o Madre Divina. Ellos la comparan con una gran dama vestida de estrellas, con el globo del universo a sus pies, imagen que nos hace recordar a la Virgen inmaculada.

Pero no solo en las tradiciones orientales encontramos descripciones de este tipo de la madre cósmica, de hecho, en muchas otras culturas encontramos similitudes:

• En Egipto, Isis es la reina de las madres, los hijos y el matrimonio, su leyenda se extendió por todo el Mediterráneo.
• En Grecia es Deméter, madre de los cereales y espíritu de la Tierra. De ella nace el antiquísimo culto de Eleusis, tradición esotérica que involucra a la familia, de gran significado místico y espiritual.
• En la Sierra Nevada de Santa Marta se la conoce como Gualchován, nombre de espuma de olas y de nieve, ella creó los nueve cielos, tal como dicen los orientales, y vive en la casa del árbol, igual que en los mitos escandinavos.
• En el Darién, en la mitología de los catíos, la madre tiene el nombre de Dabeiba, gran civilizadora y maestra, de ella provenía la educación y las artes. Terminando su tarea subió a un cerro y “ascendió a los cielos con su vestido de estrellas y se perdió entre las nubes”.
• Con los chibchas encontramos a Chía, asociada a la Luna, como representación femenina de la divinidad, concepto que coincide perfectamente con el aspecto lunar de la energía en los estudios ocultos.

La madre, que representa el hogar, la unidad, centro de retorno, el orden y la estabilidad, es el útero donde se concibe la vida, es la maloca, el templo, la casa, el árbol y la cueva. La madre cósmica es sagrada para todos los pueblos alrededor de la Tierra, su imagen es símbolo de creación y preservación de la naturaleza, es agua, alimento, sabiduría y belleza, y siempre se eleva en los cielos y se funde con el cosmos.

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