Memoria celular y la evolución del ADN
Las células están cambiando para la adaptación al nuevo estado espiritual. Este cambio no es una sorpresa en la ciencia, de hecho, desde hace muchos años se han venido observando ciertos cambios en el ADN; mutaciones trascendentales.
Las células están cambiando para la adaptación al nuevo estado espiritual. Este cambio no es una sorpresa en la ciencia, de hecho, desde hace muchos años se han venido observando ciertos cambios en el ADN; mutaciones trascendentales.
Lo curioso del tema es que los libros sagrados hablan de la construcción terrícola basada en el número 6, pero la ciencia, hasta el día de hoy, solo ha podido identificar cuatro estructuras primarias del ADN. La verdad es que no contamos con las herramientas para identificar las dos restantes, ya que se encuentran en el estado intermedio que existe entre la tercera y la cuarta dimensión. Pero no estamos muy lejos de poder identificarlas con claridad.
Ahora bien, los científicos ya hablan del ADN con triple hélice, es decir, seres humanos más evolucionados e integrados. Estos maravillosos descubrimientos se deben al avance exponencial que ha tenido la tecnología en las últimas décadas, aunque solo el microscopio ha evolucionado de manera sorprendente. Hoy se pueden observar elementos atómicos en perfectas fotografías tridimensionales.
Gracias a todo esto, podemos afirmar que nuestro ADN está mutando lentamente y hemos podido identificar características que hace unos años se habrían considerado absurdas. Por supuesto, la ciencia también está llena de mitos y de falsas teorías, pero la realidad está saliendo a la superficie, y es simplemente innegable.
Científicos destacados del mundo han podido detectar velocidades de crecimiento celular maravillosas y fenómenos del ADN que aún no se han acabado de publicar. Hoy, se sabe que en nuestra memoria celular está la clave para alargar la vida y para curar enfermedades gravísimas. Se sabe también que los niños están más conectados, son más entendidos y más sensibles; están mutando para avanzar, para adaptar los cuerpos físicos a retos espirituales más grandes y avanzados.