¿Cómo se veía Jesús?

El 1933 se publicó un pasaje de un documento que nos resulta importante y bello a la vez. Se trata de una carta de Publio Léntulo, gobernador de Judea y antecesor de Poncio Pilato, que ha sido traducida y conservada en Roma.

Algunos pasajes:

“Tengo entendido, ¡oh, César! (…) que hay por aquí un hombre que practica grandes virtudes, y se llama Jesucristo, a quien las gentes tienen por un gran profeta y sus discípulos dicen que es el hijo de Dios (…)

 “Todos los días se oyen cosas maravillosas de este Cristo; resucita a los muertos y sana a los enfermos con una sola palabra. Es un hombre de buena estatura, hermoso rostro y tanta majestad brilla en su persona que, cuantos le miran, se ven obligados a amarle. Sus cabellos son del color de avellana no madura, extendidos hasta las orejas y, sobre las espaldas, son del color de la tierra, pero muy resplandecientes. La nariz y los labios no pueden ser tachados de defecto alguno; la barba es espesa y semejante al cabello, algo corta y partida por en medio (…)

 “Tiene los ojos como los rayos del Sol y nadie puede mirarle fijamente al rostro por el resplandor que despide (…) Tiene las manos y los brazos muy bellos. Su conversación agrada mucho, pero se le ve muy poco, y, cuando se presenta, es modestísimo en su aspecto; en fin, es el hombre más bello que se puede ver e imaginar; muy parecido a su madre, que es la mujer más hermosa que se ha visto por estas tierras. Si Vuestra Majestad, ¡oh, César!, desea verle, como me escribiste en cartas anteriores, dímelo, que no faltará ocasión para enviarle.

 “En letras asombra a toda la ciudad de Jerusalén. Él nunca ha estudiado, pero sabe todas las ciencias. Muchos se ríen al verle, pero en su presencia callan y tiemblan. Dicen que jamás se ha visto ni oído a hombre semejante (…) Algunos se me quejan de que es contrario a Vuestra Majestad. Me veo molestado por estos malignos hebreos (…)”.

En definitiva, una carta honesta y bella.

En la modernidad se han hecho muchos estudios y planteado variadas hipótesis sobre cómo pudo haberse visto Nuestro Señor Jesús. Uno de estos estudios fue realizado por un grupo de técnicos forenses británicos, con los que reconstruyeron las facciones del Maestro Jesús, basándose en un cráneo de la época. Pero, consideremos que esto es bastante extremo, ya que es muy difícil asumir que un solo cráneo pueda representar toda la variedad física de un pueblo de más de dos mil años.

La carta del gobernador Publio Léntulo es evidente y nos da una idea de cómo fue Jesús en vida: una persona de extrema belleza, bondad inigualable, de gran sabiduría y modestia.

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