Las almas de muertes violentas
¿Qué pasa con las almas de personas que mueren violentamente?
Una muerte violenta, que ocurre por accidente o por homicidio, genera un proceso difícil, tanto antes como en el instante de la muerte. Sin embargo, segundos antes de desencarnar todo es tranquilo y espiritual, el alma alcanza una tranquilidad casi estática, sin angustias, sin afanes.
En ese momento, el tiempo se detiene y, dependiendo del nivel espiritual de la persona, comienza una verdadera reflexión sobre los actos de la vida, sin prisa, sin juicios, religiones o clases sociales.
Justo en ese instante, existe una libertad completa, donde a veces algunos apegos mentales pueden interrumpir momentáneamente esa tranquilidad absoluta.
Si la muerte ocurrió por accidente, el alma visualiza brevemente el sitio, lo registra perfectamente y se aleja para continuar el desarrollo del bardo, que es el puente o transición entre la vida y la muerte.
Si es por homicidio, las almas quedan enlazadas en karma, el agresor debe pagar inevitablemente por lo que llevó a cabo. Es la ley de la naturaleza: a toda acción le sigue una reacción, es la ley de causa y efecto. El agresor deberá sufrir lo indecible, no hay escapatoria, la ley divina es implacable, en las dimensiones superiores no hay impunidad.