Las Guacas

La historia de las guacas está tristemente ligada al sufrimiento de nuestros antiguos indígenas; los españoles y en general los europeos, fueron particularmente crueles en su ambición por el oro y las piedras preciosas de la gente de aquí, para lograr sacarles los secretos de la ubicación de los tesoros, los torturaron, los secuestraron y les hicieron toda clase de horrores, esta es la verdad.

Las historias de las guacas tiene mucho de realidad, las guacas verdaderamente existen, y precisamente fueron tan escondidas porque los indígenas se revelaron ante tanta infamia, los españoles, desde la época de Colón, llegaron con la esperanza de los tesoros que nunca fueron encontrados porque los mismos naturales, inventaron historias y sitios ficticios para despistar, es así que por ejemplo, el tesoro del Dorado, que nunca fue encontrado, no está en Guatavita, como muchos creen, toda esa historia fue un despiste, un ardid para que los españoles buscaran un tesoro por años y años y nunca lo encontraran.

Bogotá, Boyacá, Chía, Casanare y la zona cafetera están llenas de tesoros, era el sitio en el que se reunían o se depositaban todas las riquezas y, no solamente tesoros indígenas, también tesoros de los españoles gobernadores que enfermaban y morían o los famosos tesoros de los Jesuitas, todos conformados por oro, plata, piedras  preciosas y elementos raros que no fueron apreciados por los conquistadores ignorantes.

El aura del oro es roja, es una luz muy especial que aparece en los lugares de las vetas y en los entierros de oro, es una luz muy especial de tono un poco magenta, e increíblemente en química, cuando las sales de oro se exponen a una llama, la tiñen de color rojo–magenta, esto lo saben los analistas de química inorgánica cualitativa y no es una coincidencia, es un caso más en el que la ciencia coincide con lo que anteriormente fue misterioso.

Las guacas revelan a lo lejos una luz roja que se mueve, es como un espejismo, como una luz casi irreal que se ve a lo lejos ¿Quién lo puede ver? Verdaderamente todos los seres humanos somos clarividentes, todos, en un momento especial de concentración, nos podemos sintonizar con el mundo o la dimensión de las auras, es como cuando ustedes van a sintonizar el radio en Cadena Súper y mueven el botón del dial, llegan a un solo punto, en el  que la señal auditiva es nítida y en mucho, así es la clarividencia, no es tan complicada, aunque sí es necesario conocer la vía, es como saber encontrarle “el punto al arequipe”, pero el problema de este tema, no es ver la luz, muchos pueden verla, inclusive en los llanos muchos ven luces plateadas y rojas, esto quiere decir que hay oro y diamantes el problema no es la luz, el problema es el Mohan, también conocido como Múan o Moján.

Recuerdo ahora, cuando les hablaba en este mismo micrófono acerca de las leyendas de Colombia prehispánica, muchos se asustaron y llamaron para decir que por qué hablaba de estos temas tan miedosos, perdonen ustedes que les aclare algo, estos temas son bellísimos y han desaparecido de la tradición de nuestra patria, hemos perdido la memoria de nuestro verdadero pasado, hemos olvidado que somos viejísimos, algunos dicen: es que Colombia es nueva, nosotros no tenemos sino 500 años, qué mentira tan grande, es cierto que el nombre no es el que tenemos ahora, éramos la gran nación muisca, con gobernadores, riquezas, lengua, escritura, escalas de gobierno y vecinos aguerridos, éramos las naciones caribes y la nación costera  Arawak, los Caribes, por ejemplo, tenían subnaciones, los Pijaos, los Mozos, los Quimbayas y los Calimas, solo para mencionar algunas, los Pijaos y los Muzos, en Tolima y Boyacá respectivamente, guardaban tesoros pequeños pero costosos en oro y esmeraldas y los sabían esconder perfectamente.

Pero regresemos al tema de los Mohanes, los indígenas conocían los misterios de la naturaleza, entre sus grupos, el chamán escogía a uno muy especial que era instruido desde niño en sabiduría y sensibilidad, en cada grupo se detectaban estas almas y entraban en un entrenamiento que duraba toda la vida, no todos ellos sabían los secretos de la naturaleza, solamente los más selectos y escogidos y eran más cuidados, más protegidos y más acompañados que los mismos gobernantes, principalmente porque ellos estaban encargados de poner en custodia los presentes, ofrecimientos o pagamentos del patrimonio, de donde fueran eran requeridos para hacer el trabajo, ellos conocían perfectamente cómo se trataba a los elementales, principalmente a los Trasgos terrestres para que cuidaran el Tesoro, lo hacían porque tenían el perfecto conocimiento de que estos trasgos duraban 1.000 años y que así la custodia quedaría garantizada, esta disciplina y este conocimiento, llegó a Colombia por influencia Maya, se puede decir que este tipo de chamanismo nos llegó por Centroamérica y por el mar, desde los Mayas, a través de sus hijos los Taínos, recordemos que taíno es el nombre indígena de Caribe, y precisamente la palabra Guaca, vaca o uhaca, es taína y traduce literalmente “cosa sagrada custodiada” ¿Custodiada por quién? Por un trasgo, el trasgo es un elemental de la tierra, de apariencia tosca, de piel apergaminada muy barbado y “mechudo” con su piel en apariencia, recubierta con una capa de corteza, parecida a la de los árboles de quina, pero con una capa de barro seco y viejo, tiene un olor que nos recuerda al pasto recién cortado y se mueve rápidamente, sus ojos son de apariencia verdaderamente sobrenatural, son enormes y hacen muecas, pero son solamente eso, un elemental, no hay problema, algunos han tenido un momento de sensibilidad los han visto y naturalmente los asocian con las descripciones que algunos indígenas daban a los conquistadores y a los catequizadores, gracias a esto, hoy sabemos que a los custodios de las guacas, los indígenas nuestros los conocían como Mohanes, y en algún momento los conquistadores estaban convencidos que los mohanes solamente podían encantarse en las riberas del río Wakakaya, que era como conocían el Magdalena, obviamente por una historia falsa que se inventaron los pobres indígenas para defenderse de los bárbaros que los estaban invadiendo, esas invocaciones o esas protecciones a los pagamentos los podía hacer cualquier chamán entrenado en medio de cualquier ambiente natural, es así que hay muchas guacas en Casanare, Cundinamarca, Antioquia, Tolima, Caldas y Meta, en el caribe las guacas no eran tan guardadas, los taínos eran muy guerreros y su interés estaba en la protección y en la conservación de la soberanía territorial.

Aquí en el interior la cosa era distinta, o en la selva o en los llanos. Aquí hay tesoros que nunca se han encontrado, en Bogotá está parte del Dorado posiblemente entre Fontibón y el centro, también entre Tunja e Iza, en una zanja montañosa se encuentra el tesoro de Buzada, debajo de un caserío.

Debajo del casco urbano de Suba, entre el centro y Tibabuyes, se encuentra el tesoro de Tísquesusa, debajo del pueblo de Aguadas (Caldas) se encuentra intacto el tesoro de Pipintá, no es un mito y al oriente de Villavicencio se encuentra el tesoro de Meta, del que se cuenta, tiene los primeros filones enteros de las esmeraldas de lo que hoy es Muzo en Boyacá, algunos de estos tesoros o guacas, son parte de la leyenda del Dorado, frente a la que los indígenas tejieron toda clase de historias despistadoras, como la del cacique que se bañaba en una balsa con oro en polvo, no hay tesoro alguno en Guatavita, ni hay cacique con oro en polvo, pero sí hay balsas de oro, sí fue mucho el oro que se llevaron para Europa, principalmente Españoles, Alemanes e Ingleses, ellos mismos se asaltaban en altamar y en sus propios puertos y fue mucho el oro que escondieron nuestros antepasados bajo la custodia de los trasgos llamados Mohanes, es mucho el oro y las piedras preciosas que hay escondido debajo de nuestros pueblos, edificios, ciudades y conjuntos de casas, a esos tesoros los trasgos elementales les hicieron sus respectivos corrimientos para el momento de la construcción, cosas hoy irrecuperables: ¿cómo podríamos, hoy, por ejemplo, derribar un edificio del centro para sacar una guaca?, ¿cómo destruir unos apartamentos de Suba para sacar un tesoro? Son cosas increíbles de la historia y de la naturaleza mágica, irónicas y curiosas al mismo tiempo.

Pero más allá de todo lo que se dijo ayer, la gente se preguntará ¿Pero cómo sacar una Guaca? ¿Qué hacer para sacar una guaca? Uno a veces cae en facilismos y en hacer de ciertos temas casi chismes de corrillo, en la medida en la que pasa el tiempo, las guacas van haciéndose más difíciles de sacar, porque están debajo de edificaciones, inclusive, he sabido de casos en los que después de una demolición, hacen la nueva construcción sin saber nada de la guaca y en la línea del tiempo, ya estarían construyendo 2 edificios sobre la misma guaca, es lo normal.

Una guaca es un entierro generalmente de un difunto con sus riquezas en la época de los indígenas, probablemente un noble o un cacique, eso es lo que nosotros llamaríamos guaca, por ejemplo, los huesos de una persona envueltos en varias telas, varias ollas con pepitas de oro en el fondo, 4 tunjos de tamaño mediano de oro de 15 centímetros y algunas esmeraldas grandes, eso puede ser una guaca, un tesoro es distinto, los indígenas por ejemplo sabían mucho de diamantes, de los que hay más allá de los llanos, en las proximidades con Venezuela y en aquella época sabían que las esmeraldas de la región de Muzo, eran más finas que las de Chivor y las de Coscuez, ellos lo sabían, sabían de calidades, de colores, sabían de la dureza del oro y manejaban perfectamente la técnica de la cera perdida, en esto eran verdaderos maestros, lamentablemente, el saqueo de la Conquista y de la Colonia, desapareció la memoria de un pueblo que ellos consideraban atrasado, pero se equivocaron, simplemente era distinto.

¿Cómo sacar una guaca? Primero hay que saber que las guacas sí existen, PERO, también hay que ser objetivos y saber que no hay una guaca en cada pueblo o debajo de cada casa. De las guacas se tiene noticia por tradición oral o por determinados signos, como luces rojas, como la figura humana que se ve a lo lejos, siempre en el mismo sitio, como la visión de un tunjo y los tesoros por rayitos verdes que aparecen sobre el entierro, recordemos que un tesoro es una guaca enorme; guaca es lo que les dije en el ejemplo, tesoro es cinco mil veces eso y tesoros como el del Meta o el de Xerira o el de Pipintá, es tan grande como no podemos imaginarnos, algunos de ellos eran el ahorro o el patrimonio de respaldo de una nación indígena. Pero, como les explicaba ayer, el problema es el trasgo custodio, o lo que se conoce como el  Muan, estos elementales  se apegan al tesoro y lo hacen parte de su existencia, desde hace muchos años se sabe que estos elementales son sensibles y agresivos con la maldad y con las personas ambiciosas, pero de ambición fea, entonces cuando uno de estos personajes, se documenta previamente de DÓNDE está la guaca y va a sacarla, le ocurre de todo, y al final el trasgo le hace los “corrimientos” en tierra y lo ilusiona (como un ilusionista), le muestra luces y candiles, lo despista, en cambio, dice la tradición, que si es una persona limpia de corazón, buen hijo, servicial y generoso, entonces todo es distinto, el trasgo ve en esta persona su gran oportunidad para librarse del apego y le facilita el proceso. Estos mitos no son tan alejados de la realidad, son ciertos, si nosotros nos encontramos con gente buena, tenemos regocijo en el alma, nos sentimos bien y confiados, es una intuición, un buen presentimiento, pero si nosotros nos encontramos con gente “malosa” también lo sabemos, imaginen ustedes lo que puede percibir una criatura elemental de estas, en grados altos de sensibilidad, frente a la verdad de su virtud o de su evolución espiritual, no de apariencias, es un evento extraordinario y puede tratarse de algo coincidencial ¿por qué? Porque a un ser de cierta estatura espiritual, probablemente no le interese sacar una guaca. Existen muchos mitos alrededor de la guaquería y varían en las regiones, no es lo mismo sacar una guaca Egipcia, que una guaca Muisca, los egipcios envenenaban las guacas, los Muiscas les instalaban custodios de tierra, en general se dice que las guacas solo pueden ser sacadas por hombres y que debe ser en días no ajetreados, por eso el mito de semana santa para las guacas, que como están las cosas hoy en día, la recomendación no aplica, también existen tradiciones que enseñan que al encontrar la guaca, un hombre debe “orinarse” sobre ella, esto es absurdo y no tiene explicación coherente, ni siquiera desde el punto de vista químico. Si usted sabe dónde hay una guaca, diríjase al sitio en la pureza de su corazón y sin ansiedad alguna, ni angustia, trate de buscar ayuda y sacarla después de las 4 de la tarde y antes de las 7 de la noche, si la guaca o el tesoro es para usted, trate de establecer una relación amistosa telepática con el trasgo y todo será súper fácil, si no es para usted, puede estar con sus pies sobre ella y nunca  la va a ver.

¿QUÉ ES UNA GUACA?

Es una palabra en Quechua que significa enterramiento funerario o de tesoros, y es un término que se utiliza en toda América Central y Suramérica, es un entierro de ollas, de metales intencionalmente escondidos por los indígenas, cuando se conocía de la magia natural, de los espíritus naturales, de las piedras gigantes o los cruces de caminos y la verdad les digo, por cada guaca enterrada, hay cinco mil historias, todas de sugestión, “vi una llama en mi finca”, “me dijeron que había una guaca”, “era una luz roja”, “un niño fantasmal se sentaba en esa piedra”, “era un diamante en el centro de esa piedra”, esto es inagotable, esto es de no acabar, y sí se han encontrado guacas en Guatavita, en Boyacá, en Bogotá, cada vez con menos posibilidades, porque las construcciones modernas están sobre terrenos indígenas, y los guaqueros vienen siendo como arqueólogos ilegales, que buscan metálico pero no piezas históricas, no buscan memoria; esta es una historia interesante, álgida, problemática, porque una Guaca es un problema, tremendo problema, pero como involucra memoria, de esto tendremos que seguir hablando.