La verdad sobre la alquimia en la historia
Quienes quisieron ocultar la verdad acerca de la vieja ciencia de la alquimia, lo lograron, pues, aun hoy, solo alguien con un muy buen conocimiento puede descifrar el complicado lenguaje de que cada alquimista.
Quienes quisieron ocultar la verdad acerca de la vieja ciencia de la alquimia, lo lograron, pues, aun hoy, solo alguien con un muy buen conocimiento puede descifrar el complicado lenguaje de que cada alquimista.
De hecho, la misma palabra es un misterio: puede venir del concepto de “mezcla” o ser la traducción directa de química en árabe, pero lo más probable es que provenga del antiguo concepto egipcio “tierra negra”, idea que dice que “Alquim” viene del espacio, de los seres de la luz de “Sotis”. Recordemos que “Sotis” se refiere al complejo estelar que conocemos como sirio. Las viejas escrituras nos dicen que la alquimia es una ciencia del cuerpo, del alma y de la materia traída por los instructores iniciales u originales.
La alquimia ha quedado en la historia como la ciencia que dio origen a todas las ciencias modernas. En ese sentido, hay razón, pero va más allá. En su momento, los alquimistas aseguraron que todos esos procesos de transmutación de elementos ocurren también en el cuerpo y en el mundo espiritual, inclusive, algunos alcanzaron a afirmar que todo el lenguaje material de la alquimia solo pretendía guardar la memoria de su significado espiritual.
Todo este lenguaje cifrado o secreto explica en realidad la ciencia espiritual de la “conversión energética” y solo debería ser entendido por personas especialistas de todos los tiempos y de todas las épocas. En este sentido, la alquimia es una ciencia que nos explica lo que sucede con cada proceso de la energía espiritual. El mercurio o azogue, el azufre, el matraz, la destilación, la mezcla gris, la tierra negra resultante, el oro, la plata, el plomo, la piedra filosofal, los recipientes, el niño de oro, la pareja mística son símbolos de procesos espirituales muy profundos.
El plomo es la energía no elaborada y su recipiente es el Adhara chakra, el medio camino es el proceso en el que la energía aún está en la médula y el iniciado se convierte en maestro, entonces, el recipiente es de dos cavidades y lo sostiene un anciano, es el Chakra anahat del corazón y el anciano es el Ser.
El oro está asociado con el proceso final, cuando la transmutación ha culminado su ciclo, entonces, el oro es un niño con una copa y un sol de mil rayos, está muy relacionado con el Cristo y representa el Sahasrara chakra, el chakra de los mil pétalos.
En su momento, los alquimistas también aseguraron que la transmutación podría ser material y, debido a esta afirmación, fueron blanco de burlas y desprestigios, pero, hace casi cien años, el sabio Rutherford descubrió que, efectivamente, la transmutación material sí era posible. Los escarnios pararon, pero, a pesar de esto, la sociedad no tuvo el valor de darles crédito a personas como Basilio Valentín, María la Judía, Paracelso o Nicolás Flamel, que hablaron en lenguaje cifrado, que fueron los verdaderos padres de las ciencias y que se refirieron a temas tan modernos como la transmutación de metales o la fusión nuclear.
Los nombres de la alquimia están todos llenos de misterio: no solamente estaban rodeados de aura mística Hermes y Nicolás Flamel, también Alberto Magno y sus ‘Ciencias de los compuestos’, Arnau de Vilanova y sus ‘Escritos del camino’ para encontrar todos los trayectos, Basilio Valentín y ‘El carro triunfal de la alquimia iluminada’, Elías Ashmole y el ‘Compendio de química antigua’, Eugenio Filaleteo y ‘El arte de ser espirituales’, Fulcanelli y sus ‘Catedrales del alma’, Georges Aurach y ‘El jardín del conocimiento secreto’, Michael Sendivogius y los ‘Enigmas profundos de la alquimia’, Nicolás Flamel y los ‘Jeroglíficos de los ángeles del espacio’, Roger Bacon y los ‘Espejos del tiempo’, Paracelso y las ‘Ninfas y gnomos de la naturaleza’, y el mismo Tomás de Aquino y ‘El secreto de la piedra filosofal’. Estos son apenas algunos alquimistas, todos ellos rodeados de secretos y de misterios.
Aclaremos que “la piedra filosofal no es solo la sustancia, el vidrio, la estufa, el sabio, el fuego y el resultado; es también lo de afuera, y lo del calor interno del líquido”. La ciencia del despertar o de la iluminación “no es solo la energía que sube y la voluntad de regenerarse, es también la interacción equilibrada con los demás y el propio estado de la mente, la comunicación con el Ser”.
La alquimia es una ciencia profunda de luz que debe estudiarse con más detenimiento en cada página de los sabios que la hicieron en los últimos diez milenios.