La mente: un factor contaminante
La mente es la heredera del poder. En los mundos espirituales, el ser interior es el dueño del poder, es la fracción crística que todo lo llena y anima; cuando el poder del ser desciende a los cuerpos densos, llega a través de la mente.
La mente es la heredera del poder. En los mundos espirituales, el ser interior es el dueño del poder, es la fracción crística que todo lo llena y anima; cuando el poder del ser desciende a los cuerpos densos, llega a través de la mente.
La mente puede imaginar, visualizar, ordenar y llevar a la práctica. Todas esas situaciones hermosas de nuestra vida cotidiana, como las imágenes, la tecnología, las ciudades o la comunicación, son una aplicación tridimensional de la energía mental; todo fue primero un pensamiento y luego pasó al mundo físico.
Pero, la mente también puede crear sucesos negativos, como las armas, la guerra, la envidia o el odio. Así mismo, todo esto es primero mental, para luego pasar a agredir y dañar a una persona o grupo. Las entidades astrales y mentales tenebrosas, como las larvas, las corrientes negativas, el ego, todo es mental.
La mente es eterna, dado que es un atributo del íntimo, y como tal, permanece después de la muerte. Las almas pueden tomar otros cuerpos, otros vestidos, pero en este proceso de transición su caudal, aún activo de energía, imágenes y formas, se convierte en un verdadero contaminante del espacio físico-astral.
Aquí es cuando debemos acudir a la naturaleza: ella es siempre sabía y sitúa remedios que nos rodean. Los elementales, por ejemplo, son una gran ayuda para la limpieza y la eliminación de esas formas negativas.
Para la limpieza mental de recintos que han sido contaminados por visitas envidiosas o personas malintencionadas, y para liberar el ambiente de los restos astrales de personas que han desencarnado recientemente, es necesario hacer la práctica de “Las plantas del vapor positivo”. En la naturaleza está la clave para desdoblar lo siniestro, en los aromas reside el remedio para problemas ultrafísicos. Muy pronto, la ciencia descubrirá el reino que se oculta detrás de las plantas, en otro estado de conciencia, en otra coordenada.