La Patasola
El origen del mito de La Patasola, un cuento aterrador y naturista al mismo tiempo
La Patasola tiene un origen incierto. Existen varias versiones según la región de Colombia, pero todas son terroríficas y ecológicas. Es curioso esto del tono ecológico, pero si miramos el mito en detalle, vemos que verdaderamente tiene este toque.
De todas las versiones existentes, hay una, la más antigua, tal vez de origen quimbaya, que dice: «Existe un espanto monstruoso sobrenatural, no de la Tierra, no del Cielo, no del aire, que salió de una mina antioqueña de oro, de las de vetas, de las que hay cerca del río, y desató su furia contra los colonos, contra los extranjeros, contra aquellos que, para andar limpios y perfumados, sacrificaban la tranquilidad de la Madre, con sus construcciones ruidosas, con sus viviendas largas en un solo sitio, con sus máquinas ruidosas. Entonces, este espanto montó en rebeldía contra toda esta agresión a la calma y detestó todo símbolo que se opone al orden natural. Es un espanto que odia los sembrados, las armas, los arados, los caminos, los animales domésticos, los canales de aguas residuales; odia los aserraderos, a los leñadores, a los que se abren campo en el monte con machete; odia las hachas y odia todo aquello que signifique destruir la selva. Detesta a los españoles y a los que tienen la cara rosada por falta de trabajo». Esta es una leyenda muy vieja, inclusive, entre los pueblos viejos del Tolima, pero que, a mi parecer, es la más acertada.
Hay un elemento que resalta sobremanera en el mito de la Patasola: su odio por el maíz. Si lo pensamos rápidamente, parecería desacertado, ya que el maíz es una planta; pero, si lo analizamos más a fondo, vemos que para sembrar y cultivar este alimento es necesario «limpiar» la tierra, destruir selva o bosque.
En este sentido, vemos que el mito de la Patasola es muy claro en el odio que siente este espanto por cualquier cosa que destruya ecosistemas. Por esta razón, detesta las hachas y las recuas de mulas o de burros para llevar las cargas. También odia los caminos reales y toda vereda por donde pueda transitar gente que destruye el bosque o la selva, y aborrece particularmente los estallidos de las minas para explorar las vetas.
Cuando nos preguntamos acerca de la apariencia de la Patasola, nos encontramos con varias descripciones espantosas, aunque, curiosamente, de ella se dice que también tiene una apariencia bonita. De la horrorosa, se dice que es una mujer muy fea, de cabellos sucios y llenos de sangre; que tiene una sola pierna en forma de garra de oso, con la que corre a velocidades angustiosas; que tiene una boca muy grande, llena de dientes afilados; que sus brazos son largos y fuertes, y que sus ojos son los del mismo diablo.
Ahora bien, los mismos campesinos describen que la Patasola puede aparecer como una mujer muy bella, con vestidos limpios y mirada tímida. En ciertas ocasiones, esta bella mujer atrae a los hombres desvistiéndose lentamente y escondiéndose en los matorrales; y en otras, que se encuentra perdida y que necesita ayuda. En cualquiera de las dos situaciones, al momento que la persona se acerca a ella, esta se transforma en el espanto de la Patasola y se come a sus víctimas, dejando solo los huesos.
Hay algunos que dicen que la Patasola es capaz de convertirse en un lobo de ojos rojos, o en forma de vaca negra solitaria. Se dice también que solo ataca a media luz, al amanecer o cuando está anocheciendo, y que siempre está al acecho de aquellos que maltraten animales salvajes o dañen la naturaleza.
El origen de la Patasola se ha confundido en la tradición popular, con elementos de cuentos indígenas que se han ido tergiversando con el pasar de las décadas. Hay algunas historias que hablan de una mujer hermosa, pero cruel con los hombres, a la cual le fue cortada una pierna como retaliación y ella se convirtió en espanto para vengarse. Otros cuentos nos hablan de una madre que mató a su hijo, que vaga por los campos, u otra historia en la que a una mujer le cortaron la pierna por infiel.
De la mezcla de todo lo anterior nació el mito de la Patasola y, con él, siglos en los que las generaciones se han aterrado con su apariencia y crueldad. Es tanto el miedo, que las comunidades han inventado todo tipo de rituales para alejar a este espanto, desde la quema y oraciones con tusas de maíz, hasta dormir con animales y herramientas de arado.
Admiro la inteligencia de los indios al inventar un espanto ecológico tan conceptualmente perfecto e ingenioso, que aún, quinientos años después, sigue asustando a los que atentan contra la madre naturaleza.