Canjes con la ley - El ritual de la sábila
Todos tenemos deudas kármicas por acciones injustas que cometimos en esta encarnación o en vidas pasadas.
Todo lo que hacemos, y hemos hecho, en nuestra vida, y en vidas pasadas, tiene una consecuencia de balance kármico irrefutable. Algunos, los que tienen un buen pasar, deben poco a la ley divina y, si por el privilegio de la poca deuda, desperdician su vida en banalidades, generan karmas enormes y acaban en el mismo círculo vicioso de error-equilibrio y vida y muerte.
Ahora bien, existen en el reino vegetal devas de la naturaleza que tienen libre acceso a los planos sutiles de vibración interna donde se manejan los asuntos de ley. Los devas son seres enormes que sirven como mediadores en los balances de la ley, permitiéndonos pagar, con servicio a los demás, nuestro karma acumulado.
Curiosamente, la sábila, o aloe, una planta que podríamos considerar muy sencilla, posee un elemental elevadísimo y con poderes sorprendentes.
Ritual con sábila
Lo primero que debe hacer, es conseguir una planta de sábila y disponer de un jardín o maceta dónde sembrarla. Alrededor de la planta, también debe sembrar diente de león, que la rodee en forma de círculo.
A las seis de la tarde, un domingo o un lunes, vístase de blanco y siéntese frente a la planta de sábila.
Sahúme el espacio con una resina olorosa, incienso, goma arábiga, colofonia de pino o benjuí.
Luego, corte suavemente una pequeña punta de una de las pencas para extraer el jugo contenido en su interior.
Tome el jugo, frótelo en sus manos y, en concentración suma, pídale al gnomo de la planta la gracia de cambiar su karma, que deshaga urgentemente los problemas actuales y abogue por la consecución de una labor de servicio.
Por el supremo poder del Cristo interno, ordénele al gnomo que se dirija al secreto sendero de la ley y cambie el dolor por ayuda a los demás. (*Es necesario hablar con el elemental, con nuestras palabras; los elementales obedecen al corazón y no a oraciones recitadas de memoria).
Por último, riegue abundantemente el sitio donde está sembrada la sábila y el diente de león.