Distintos aspectos de la personalidad
Cuando hablamos de la personalidad de un ser humano, nos referimos a un conjunto de rasgos, pautas de comportamiento y valores generales que forman un conjunto de características.
En general, estas pautas comportamentales pueden definirse en cuatro grandes grupos: físicas, intelectuales, emotivas y sociales. Analicemos cada una de ellas.
La actitud, la complexión y el tipo corporal, la constitución, la expresión del rostro, así como la manera de vestirse, constituyen la apariencia de la persona.
La forma de hablar, de expresarse, las ideas comunicadas, el sistema de valores y el estado sicológico forman lo que conocemos como capacidad intelectual.
Se puede definir la emotividad de una persona si se observa qué le gusta o desagrada, si es agresivo o dócil, o cómo reacciona ante situaciones difíciles. Así mismo, el humor, el mal genio y sus actuaciones en general nos dicen mucho sobre la personalidad de un individuo.
Las cualidades sociales, que en cierta medida se acercan mucho al punto anterior, son esas habilidades que puede llegar a tener una persona cuando está en un contexto social, rodeado de personas. En estos espacios podemos identificar qué tanto se acomoda este individuo a las etiquetas establecidas por su entorno.
El sistema de valores es el conjunto de actitudes que una persona tiene frente a la vida, comprendidos sus principios morales y sus creencias. Todo individuo tiene su propia filosofía de la vida y sus propios valores, que son el resultado de experiencias anteriores, especialmente de aquellas que más le han afectado y enseñado; experiencias que son el origen de los sentimientos íntimos y de las creencias.
Aun cuando podamos diferenciar y analizar cada uno de estos aspectos en un individuo, la personalidad es el conjunto e interacción de todos esos aspectos. Si bien pueden distinguirse y aislarse en la conducta de todo individuo, es su comportamiento total lo que se valora como personalidad.