Defectos del lenguaje
Dependiendo de su origen, los defectos del lenguaje se clasifican en dos grandes grupos: los funcionales orgánicos y los emocionales.
Los desórdenes funcionales del lenguaje son los más frecuentes, en los que entran síntomas como no saber abrir bien la boca o separar adecuadamente los labios, y el paladar. Estos defectos pueden darse por hábitos defectuosos de respiración o por una pronunciación demasiado nasal, gutural o tensa.
Afortunadamente, estos defectos pueden corregirse de manera eficaz con un terapeuta competente del lenguaje.
Ahora bien, hay otros defectos del lenguaje que están motivados por causas orgánicas o emotivas. Defectos como paladar hendido o hiperplasia de los pliegues vocales entran dentro de la categoría de defectos orgánicos y deben ser revisados por un especialista.
Finalmente, se encuentran también los defectos de lenguaje del tipo de tartamudeo grave, que muchas veces tienen su origen en problemas emocionales y que requieren tratamientos de un especialista en fonética y, a veces, hasta de un siquiatra.
Hay algunos defectos que simplemente no se pueden mejorar, por la estructura del organismo, sin embargo, sí es posible vencer desórdenes funcionales y emocionales con el correcto acompañamiento y con un trabajo arduo de la persona que los sufre.