Ceremonia del Pino en el año nuevo
Hay muchos que nos han preguntado si deben repetir la ceremonia de año nuevo, este 4 de febrero, si la realizaron durante diciembre, en el año nuevo occidental.
Aquellos que realizaron la ceremonia el 31 de diciembre, no deben hacerla nuevamente, pero recordemos que, como son fechas de celebración alrededor del mundo, la energía del planeta está en un punto propicio para hacerla.
Ahora bien, muchos también se preguntan si el 4 de febrero es realmente el año nuevo de la Era de Acuario y, frente a esto, hay muchas teorías y cálculos.
Existen muchas sectas y organizaciones filosóficas que tienen avanzados conocimientos astrológicos, que sitúan la entrada de la influencia de Acuario entre los días 2, 3 y 4 de febrero, entre los años 1950 y 1969. Recordemos que cada signo del zodiaco es una constelación de miles de millones de estrellas y que la influencia de la que rige en ese momento no se acaba de la noche a la mañana.
Existen otros astrólogos que sitúan la entrada de Acuario entre los años 2010 y 2020, y sus cálculos también son muy respetables.
La nueva numerología zodiacal dice que cada 2.160 años el zodiaco retrocede un signo y en el momento que se hizo por primera vez el mapa del zodiaco, antes de Cristo, Aries coincidía con la iniciación de la primera. Hace más o menos 2.250 años, la humanidad entraba en la Era de Piscis y el suceso más importante que ocurrió en este periodo fue indudablemente el cristianismo, que tomó al pez como signo o emblema. Esto es algo que podemos observar en todas las sectas e iglesias cristianas: el pez simbolizando al Cristo.
En el Nuevo Testamento se menciona al pez innumerables veces. Recordemos que la Biblia es un libro sagrado que nos habla de los misterios de los mundos internos en alegorías y simbologías. Es absurdo pensar que la Biblia narra en el sentido estricto de la palabra únicamente acontecimientos históricos.
Si vamos aún más atrás en el tiempo, recordemos el carnero de Moisés, que se fusionaba con las antiguas tradiciones egipcias. Esto, evidentemente, no es casualidad. Los hechos y narraciones nos indican el tiempo, la influencia y los parámetros generales de la época: la humanidad transitaba por la Era de Aries.
Aún más anterior, vemos cómo los egipcios adoraban a Apis, un toro, y como los sumerios asociaban a su gran héroe, Gilgamesh, con la imagen de un toro. Esto, además de los innumerables objetos encontrados que representan liras con cabezas de toros, nos hace suponer que astrológicamente estaban en la Era de Tauro.
Antes de esto, en épocas anteriores al gran diluvio, la Biblia nos habla de Noé, que tuvo tres hijos, pero cuando uno de ellos obró mal, Cam, Noé bendijo a sus otros dos hijos. Sem y Jafet representan a los gemelos del zodiaco y a su vez nos dirige a pensar que estaban en la Era de Géminis. Y, si hiciéramos todos los cálculos, veríamos que coincidiría de manera perfecta.
La Era de Acuario ha sido anunciada desde antes de los egipcios como la era de luz, conciencia y cambio total. Esto no solo implica un cambio tecnológico, sino también un vuelco hacia la espiritualidad.
Desde tiempos antiguos, los profetas y los grandes seres de luz vaticinaban la llegada de Acuario y sabían que, en cualquier año que entrase, debería ser un 4 de febrero para que astrológicamente correspondiera a los cálculos realizados.
Aprovechemos el día de hoy para recogernos en nuestros hogares, para sumirnos en meditación por la noche y agradezcamos a la divinidad permitirnos encarnar en esta maravillosa era de la verdad.
El 31 de diciembre fue un día de fiesta, de comida y de compras; el 4 de febrero es un día de meditación, de balance interno, de felicidad espiritual y nos recuerda que somos afortunados, porque somos los encargados de pasar la humanidad de la materia hacia el espíritu.