Origen de las almas y el karma

Todas y cada una de las almas de nosotros los humanos son una pequeña fracción del espíritu universal del cosmos, que está más allá del tiempo y del espacio. Podríamos explicarlo con la siguiente analogía: un alma es similar a una gota del océano, ella, separada, tiene origen en el mar y su composición es la misma.

Todos los seres y elementos del universo, incluidos galaxias, planetas, animales, incluidos los insectos, son aspectos del mismo espíritu universal, que se manifiesta de diversas formas. Nosotros, los seres humanos, somos ese espíritu divino que anima formas perfectas, como el cuerpo físico, y, los nuestros, otros cuerpos que viven en las demás dimensiones.

La misión de cada una de las almas que existen en el universo es tomar diversas formas y vivir una diversidad de experiencias a través de los siglos, vivencias educativas que las harán evolucionar espiritualmente, comenzando por la imperfección, para luego elevarse a altos estados de conciencia y retornar al espíritu universal, de donde salió originalmente.

El cambio permanente de forma del alma es lo que conocemos como la «reencarnación del alma en nuevos cuerpos» y que ocurre por una ley ineludible, que en muchas culturas se conoce como karma.

El karma rige la vida y la actividad, es la consecuencia normal de todos los actos humanos. De la ley del karma no se escapan las palabras, ni los pensamientos, ni los hechos, ni la quietud; todo cuenta, generando un hecho futuro que corresponde exactamente a la causa.

La forma o la vida en la que encarne nuestra alma, después de dejar nuestro cuerpo actual, depende completamente de la ley del karma. Los actos justos y equilibrados generan en el futuro tranquilidad, progreso espiritual, conciencia y felicidad. Los actos desequilibrados, por el contrario, causan infelicidad y retrasan el proceso del desarrollo interno.

La cadena del karma afecta principalmente a quienes son inconscientes de su poder espiritual y se engañan creyendo que el mundo físico es lo único que existe.

Distinto es para quienes trabajan incansablemente para reconquistar la conciencia. Aquellos que conocen el poder del espíritu pueden romper la secuencia del karma; la clave es la conciencia.

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