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¿Quienes fueron los Atlantes y por qué desaparecieron?

Posted on07/16/2018

Existen varios textos védicos, antiquísimos, que nos hablan de las diferentes razas y siembras de seres humanos, de nuestro origen, y al hacerlo no se refieren a etnias o colores de piel, sino a otras humanidades que han existido en épocas pasadas a la nuestra. La humanidad actual, la quinta humanidad, es el resultado de la mezcla y matices de los remanentes de estas humanidades o razas pasadas.

Existen varios textos védicos, antiquísimos, que nos hablan de las diferentes razas y siembras de seres humanos, de nuestro origen, y al hacerlo no se refieren a etnias o colores de piel, sino a otras humanidades que han existido en épocas pasadas a la nuestra. La humanidad actual, la quinta humanidad, es el resultado de la mezcla y matices de los remanentes de estas humanidades o razas pasadas.

La primera siembra del espacio se dio en los polos, en tierras fértiles, que hoy, por inundación o glaciación, ya no existen. De esta primera humanidad, de la raza del Polo, se dio origen a la segunda, conocida como Hiperbórea. De esta segunda quedó un remanente secreto, guardado mientras la tercera humanidad, Lemuria, estaba en florecimiento. Miles de años más tarde, el remanente oculto de Hiperbórea emergió, dando origen a la gran humanidad de la Atlántida.

Con la destrucción de la Atlántida quedó un pequeño remanente atlante, que conocemos como las antiquísimas migraciones arias o euroarias. Este remanente viajó desde las regiones polares hacia Asia y Europa, ocupando el Mediterráneo, Persia, India, Europa Central e inclusive Japón y Norteamérica.

Junto al remanente hiperbóreo, el atlante y el lemur, hubo en nuestra humanidad tres siembras adicionales, que se dieron por la llegada de seres extraterrestres a tres puntos de la Tierra: Norteamérica, Egipto y Gobi en India. Estos seis grupos o razas de seres humanos son las que hoy conforman nuestra humanidad; una mezcla extraordinaria de diversos tipos de seres humanos.

Desafortunadamente, nuestra humanidad ha pasado por una época muy oscura, en la que la memoria se ha perdido y los recuerdos de estas pasadas humanidades se han quedado en el olvido. De esta ignorancia surgen ideas tan absurdas como la de las razas puras, como la aria, con discursos de odio complejos y ridículos. ¿Cómo se puede hablar de una sola raza pura cuando somos una mezcla tan diversa y antigua?

La Atlántida fue una civilización realmente avanzada y simplificada, en la que la biología se unía a los metales y a los sistemas, de tal manera, que tenían acción permanente con las superficies. Su transporte y su vida estaba simplificada por la tecnología y la comunicación, sabían de las dimensiones superiores e integraban ese conocimiento a la tecnología, hasta en lo más pequeño. Su avance tecnológico era tal, que cada superficie era un instrumento de información y comunicación. Además, conocían muy bien las leyes de la naturaleza y del tiempo, por lo que para ellos era sumamente breve movilizarse y comunicarse con los demás.

Esta es la verdad de la Atlántida, no todo aquello que se ha llegado a oír de personajes como Gary Smith, Edgar Cayce, Murry Hope o Dale Walker, ni de ninguno de los falsos videntes de la era moderna. Todos ellos, y sus discursos, no son más que una copia de la copia, del teléfono roto de los textos de Platón. No es nada nuevo, simplemente es el mismo relato, pero con adornos y fantasías.

La destrucción de la Atlántida se dio no por su falta de avance tecnológico, sino, precisamente, por su desarrollada tecnología de administración mental y material, que se alejó del espíritu del fundamento. La destrucción de la Atlántida se relacionó con una era atómica evolucionada y con la mala administración de la ciencia de lo diminuto. Los atlantes tuvieron demasiada confianza en la supremacía de lo superhumano y, desatendiendo los consejos de la gente del espacio, perdieron la comunicación con el ser interior, con el Átman, que es quien controla los ciclos de las encarnaciones y la historia de las civilizaciones en miles de millones de años. Las civilizaciones que, aún en el desarrollo y el adelanto, pierden la comunicación con su ser interior, decaen y desaparecen, es así de simple, hasta que se forma una nueva humanidad que avanza una escala más en el escalafón de la maestría.

En breve, el gran salto tecnológico llegará a nuestra humanidad, los sistemas serán más pequeños y orgánicos, se descubrirá que las células y los cristales metálicos y de sales pueden ser sustratos de sistemas, y podremos hacer mucho más de lo que llegaron a hacer los atlantes. Pero no decaeremos por vanidad, como ellos, sino que, a través de la intervención de seres extraterrestres y a la creciente tecnología, llegaremos al súmmum de la espiritualidad.

Ya en la actualidad están naciendo grandes almas de inmensa sabiduría que se están preparando para el gran paso tecnológico; es una realidad de un futuro muy cercano.

 

 


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