Memoria extraterrestre

Posted on12/22/2017

En varias ocasiones hemos comentado acerca del ADN y la maravilla que esconde este código humano. En este momento, nos queda imposible definir con exactitud cuántas células tiene nuestro cuerpo, pero se acerca a los cien billones, y si además consideramos que cada célula tiene en su núcleo varios “ovillos de hilo” en forma de espiral microscópico, comprender su funcionamiento se escapa a nuestra capacidad mental.

En varias ocasiones hemos comentado acerca del ADN y la maravilla que esconde este código humano. En este momento, nos queda imposible definir con exactitud cuántas células tiene nuestro cuerpo, pero se acerca a los cien billones, y si además consideramos que cada célula tiene en su núcleo varios “ovillos de hilo” en forma de espiral microscópico, comprender su funcionamiento se escapa a nuestra capacidad mental.

No obstante, podemos afirmar que nuestro cuerpo es una máquina perfecta con más de cien billones de componentes, cada uno con un manual y una clave, piezas que existen en varias dimensiones y que, en sí, forman un vehículo que transporta la fuerza, la luz de la vida.

En la actualidad, muchos científicos reconocidos mundialmente han afirmado y presentado observaciones concluyentes que refuerzan la teoría extraterrestre, y no aquella que afirma que la vida llegó en un meteorito, sino en una nave espacial. Estas comprobaciones no son populares en los medios, será un proceso de años, sobre todo si se deben sobrepasar mitos y dogmas científicos.

Ha ocurrido en varias ocasiones que biólogos y biólogos moleculares han presentado evidencias sobre contradicciones en la teoría de la evolución de Darwin, pero estas han sido desprestigiadas por la comunidad científica. Ahora bien, en los últimos años, esta revolución sobre el origen ha propiciado todo tipo de opiniones, plantando la duda aun entre los más acérrimos darwinistas.

El famoso bioquímico Michael Behe, quien anteriormente era un profesor reconocido de las teorías de Darwin, ha tenido que contradecirlo, pues sus observaciones de bacterias lo llevaron a afirmar que su adaptación y evolución refutan las lógicas darwinistas. Behe llegó a la misma conclusión de otros científicos: somos parte de una adaptación dirigida, con un diseño tan especial y complejo, que solo pudo haber sido traído de afuera.

Y es que si revisamos las leyes de probabilidad y las comparamos con el corto lapso de vida que ha tenido el ser humano en la tierra, debemos concluir que estos cambios evolutivos rápidos y repentinos solo se han podido dar gracias a una intervención exterior. Esta afirmación la respaldan gran cantidad de prestigiosos científicos de la comunidad.

Esta conclusión también resulta de observaciones simples del ADN: su gran estabilidad, su sistema de ordenamiento increíble, sus leyes matemáticas exactas y su geometría absolutamente perfecta; cada hilo del ovillo, cada espiral de ese hilo es, en sí, una máquina perfecta.

Otras teorías, sobre células o formas de vidas que pudieron llegar en meteoritos, han sido negadas también por grandes científicos, como el alemán Manfren Eigen, quien afirmó que una célula viva o cualquier elemento asociado a la vida no podría sobrevivir las inclementes condiciones de un meteorito viajando por el espacio y chocando contra la Tierra.

A partir de la teoría extraterrestre, los científicos han pensado en toda clase de posibilidades, desde las más absurdas hasta las más coherentes; han hablado de extraterrestres ingenieros genéticos, de que fuimos diseñados por inteligencias superiores a través de virus, de diminutas astronaves para la siembra, y se ha destapado toda una tendencia de teorías al respecto.

Este es un tema muy interesante, del que sabremos mucho más en el futuro.


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