Los planetas elevados de los Seres Azules
En la Antigüedad, cuando se analizaban textos tan bellos como los Vedas, sus contenidos eran muy complejos de entender. En aquellos tiempos de oscurantismo, cuando se hablaba de otros mundos, de los famosos reinos celestiales, de los «Golokas védicos», todo era conceptos inconcebibles para la mente humana, sumida en la inconsciencia.
Hoy, en un momento de nuestra historia cuando hacemos descubrimientos todos los días, en el que la ciencia avanza a pasos agigantados, leemos los Vedas y todo encaja, todo tiene sentido, todo es perfectamente posible.
Cuando un estudioso, hace 1.500 o 2.500 años, leía en los Vedas acerca de otros planetas, de otras esferas del universo, solo podía comprenderlo con su fe o su intuición. En la actualidad, en cambio, los libros sagrados son parecidos a la realidad y su simbología encaja perfectamente con las estructuras del universo.
En la literatura védica se habla de un concepto bellísimo, denominado «Vaikunta», que hoy se puede comparar con los conceptos de materia y energía oscuras:
«Vishnu navega en el espacio Vaikunta, él es Vaikunta y en su más excelsa expansión se convierte en Krishna, el supremo absoluto, que, antes de tener su piel azul, es negro como el espacio, y su forma negra es la más profunda y sagrada. Él es la forma más celestial de Vaikunta y en cada confín de la existencia es así, es el origen de los mundos, incluso, del mundo material con sus seis atributos».
Cabe aclarar que, tanto en estos textos védicos como en otros de mayas y egipcios, se habla de los seis atributos de la materia. Es entonces posible pensar que hasta este momento la ciencia ha identificado únicamente cuatro, quedando otras dos fuerzas por descubrir. Todo encaja dentro de la explicación de Vaikunta y claramente se trata de la materia y de la energía oscuras; el semillero infinito en que se crea la forma.
Pero el texto de Vaikunta, como tantos otros de la Antigüedad, siguen siendo muy complejos de entender. Todos están llenos de metáforas y simbologías que complican su entendimiento. Un ejemplo son los planetas celestiales védicos, los Golokas, en los que habita Krishna, cuando abandona su forma negra de estrellas y de espirales y tiene su piel azul, vive en planetas elevados, en los que la creación desde su mente es posible en todo instante, pero él mismo se divide en fragmentos, para que pueda ser captado por los seres en transición, porque el alma eterna atrapada en una mente pequeña no puede concebir el infinito.
Hace pocos años se decía que la Tierra era el único planeta con las características singulares para propiciar la vida, pero existen evidencias de que no es así. Estamos ad portas de otros mil descubrimientos relacionados.