Meditación del vacío
La nada y la vacuidad son en realidad un mismo concepto en términos de meditación.
Cuando hablamos de la meditación de la nada, muchas personas consideran difícil el concepto o ha sido tan mal explicado, que se ha convertido en un «mito polémico», pero la verdad es que todos hemos oído esta misma idea de otras maneras, como dejar la mente en blanco o concentrarse en el silencio.
Aún así, muchos se cuestionan si realmente es posible poner la mente en blanco, y esto se debe principalmente a esa idea preconcebida y equivocada sobre la nada.
De igual manera, hay personas que se hallan en el extremo opuesto: creen que es algo supremamente sencillo y que lo pueden hacer sin ningún tipo de trabajo o esfuerzo.
El asunto no es tan simple, la mente en blanco es como una filigrana complicada, es como una obra de arte larga y laboriosa, es el producto de mucho trabajo de todos los días: Es cerrar los ojos y encontrarse consigo mismo, es lo más gratificante y lo más edificante con nuestra propia evolución, y, contrario a lo que muchos piensan, es entretenido y divertido.
Nuestro interior es como una casa enorme en desorden, llena de recuerdos, ideas y cosas sorprendentes, algunas buenas, algunas malas, pero todas están allí, listas para que nuestro Ser las vea y las organice, las arregle.
Cuando desechemos todo aquello que no sirve, encontremos el equilibrio y ordenemos nuestra casa, entonces, estaremos listos para que el Ser la ilumine. En ese instante, tendremos la videncia de la iluminación y la conciencia.