Cómo meditar con Velas de Ghî
Las velas de Ghî tienen un origen antiquísimo que se remonta a los místicos pueblos védicos. Los vedas ocuparon las tierras del sur de Asia y crearon los ‘Vedas’, libros de donde emanan los escritos sagrados más importantes de las creencias religiosas modernas.
Las velas de Ghî tienen un origen antiquísimo que se remonta a los místicos pueblos védicos. Los vedas ocuparon las tierras del sur de Asia y crearon los ‘Vedas’, libros de donde emanan los escritos sagrados más importantes de las creencias religiosas modernas.
El método específico de purificar y clarificar la mantequilla representa el objetivo central de esta práctica sagrada, para al final obtener una sustancia líquida transparente, iluminadora y de un hermoso color dorado, atributos buscados de su llama.
Podemos decir que el objetivo principal de la llama de Ghî es la agilidad de la mente y la iluminación, conceptos trascendentales para todos los aspectos de nuestra vida diaria.
Muchos consideran que religiones como la hindú cuenta con varios dioses, pero esto es un error de concepto. Al igual que sucede en la religión cristiana, en la que a Jesús se le denomina Cristo Rey, Divino Niño o Jesús resucitado, en la India ocurre lo mismo: Givinda es el dios pequeñito y Krishna es el mismo, pero en su representación adulta. Es un mismo dios y denominarlo de diversas maneras no lo convierte en distintos dioses.
Lo mismo sucede con la práctica de Ghî: una experiencia que representa el resplandor de la conciencia y el conocimiento, práctica venida desde el interior y manifestada. Es el puente de la oración para que sea manifestada la misericordia y la protección divina.
En la meditación de encender la llama de Ghî suceden tres grandes procesos:
- Etapa ‘Indra’: la mente se aviva y adquiere dinamismo y rapidez con conciencia, entonces, el pensamiento se convierte en un proceso eficaz, las ideas fluyen y el cerebro funciona unido al corazón.
- Etapa ‘Sûrya’: esa fluidez sobrepasa o está por encima de las explicaciones y los predicamentos; está más allá de la palabra.
- Etapa ‘Soma’: en la que esa iluminación sobrepasa también los apegos y la banalidad.
Recordemos que todo lo que existe es manifestación y expansión de Dios y la llama de Ghî es una sustancia especial para la oración, pues tiene el poder de concentrar y relajar la mente y estimular el poder creador de las fuerzas elementales de la naturaleza. En esta meditación, con los ojos cerrados, podemos ponernos en comunicación con nuestro ser interior y hacer la petición que sea al Gran Padre. Recordemos las palabras de Nuestro Señor: “Pedid y se os dará, golpead y se os abrirá”.
Ghî es mantequilla purificada y clarificada que al momento de su preparación adquiere un particular color dorado. Durante el proceso de elaboración, el Ghî es mantralizado, consagrado y depositado en capullos de algodón, convirtiéndose de esta forma en velas de Ghî.
Las velas de Ghî se utilizan durante todo el año. Enciéndalas preferiblemente antes de comenzar una meditación o práctica con elementales, sonidos, mantras y cierres especiales. La observación de la llama de Ghî es relajante e induce al descanso y a la meditación.
Para usar las velas de Ghî es necesario contar con una superficie, sea bandeja, recipiente o mueble, que no se vaya a dañar con el calor. Recuerde que las velas nunca deben colocarse sobre electrodomésticos, muebles de madera, alfombras o pisos de vinilo. Una vez elegida la superficie, con una llama suave, enciéndalas.
Medite en la llama durante cinco minutos, visualícela fijamente, cierre los ojos y seguirá viendo esta imagen por algunos minutos.
Luego, relacione con su imaginación esta llama con la luz del corazón y pida a Dios en ese momento por sus necesidades y por el cambio espiritual de su alma.