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Corrientes y adjudicaciones

Publicado en31/03/2017 Por

De las grandes corrientes culturales y religiosas del mundo se han formado todo tipo de subcorrientes, sectas y divisiones. Es un tema delicado y difícil de manejar, pues existe una ansiedad latente en las personas por afiliarse a ellas o, por lo menos, identificar el conocimiento de alguna de estas corrientes.

De las grandes corrientes culturales y religiosas del mundo se han formado todo tipo de subcorrientes, sectas y divisiones. Es un tema delicado y difícil de manejar, pues existe una ansiedad latente en las personas por afiliarse a ellas o, por lo menos, identificar el conocimiento de alguna de estas corrientes.

 

Es lamentable, pero, como humanidad, tendemos a adjudicarles el conocimiento a ciertas personas o grupos que las adoptan como propias, como si ellos se las hubieran inventado, pero la mayoría de doctrinas existen desde hace miles de años. Debemos entender que el conocimiento es universal, la sabiduría del alma está escrita en el código de cada célula, cada quien puede acceder a esta información; simplemente, es que no nos acordamos de cómo hacerlo. El ser humano es una máquina perfecta y tiene un manual completo y sumamente complejo.

 

La mente necesita sustratos y pertenecer o afiliarse a algo más, ya que le queda muy difícil abandonar el sectarismo y depender únicamente del desarrollo propio o la investigación personal.

 

Es muy común que, como personas, matriculemos y encasillemos a los demás dentro de ciertas corrientes o pensamientos. Por ejemplo, si alguien habla del rinzay-zen, entonces, se asume que pertenece a corrientes japonesas del zen. Si se habla del tantrismo o del kundalini yoga, se considera que debe pertenecer a alguna de las 200 corrientes del sur de India. Lo mismo sucede si se habla del proceso de corrección mental de los mayas: se asume que la persona pertenece a la secta de Castañeda o de don Juan. Si alguien habla de la magia de los navajos o cheyenes, pensarán que es mercader de objetos y plumas en Estados Unidos.

 

Estas asunciones se presentan en muchos otros casos:

 

  • Si se habla de las razas que nos antecedieron y de la relación de la alquimia con la sabiduría del alma, se diría que la persona pertenece a cualesquiera de las mil sectas que se derivaron de la sociedad teosófica.
  • Si se nombran las nobles verdades, el óctuple sendero o algo del tai-chi, se pensaría que es budista.
  • Si se habla de runas o menhires, se pensaría en una nueva secta celta.
  • Si se habla del fuego del aura y del concepto crístico de Tammuz, se asumiría que debe ser babilónico o pertenece a una secta derivada de los zigurats de Irak.
  • Si se habla de baños, platas y energía, ¿será que se asumiría que es un chamán muinane?

 

Debemos entender que clasificar a una persona o conocimiento dentro de un grupo no es suficiente. El conocimiento universal del alma se repite de la misma forma en diversos idiomas y claves a través de los tiempos. Todo lo anterior está escrito en la tradición y en los viejos códices de las más antiguas culturas, no se lo inventó alguien en particular.

 

Para entender esto, debemos seguir la misión interior de la investigación, el amor y la evolución personal, y llegar así al conocimiento y la iluminación.

Propiedad intelectual de Hilda Strauss. Todos los derechos reservados ©

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