El negocio del miedo

Estas personas, que se lucran del negocio del miedo, les dicen a las personas crédulas que tienen algún tipo de brujería. Puede pasar en varias modalidades: pueden decir que la brujería está en un cementerio, en un mueble o, lo que es peor, en el cuerpo del presunto afectado. Esto último es aún más complicado y malicioso.

Cuando una persona tiene miedo, sobre todo a una agresión desconocida, es un blanco perfecto para cualquier mentira, favoreciendo a estos negociantes del miedo.

Hemos hablado muchas veces de que el mal sí existe, es un hecho. También es cierto que existe gente mala que puede dejar un «regalito» en la casa, o dar un bebedizo, o aplicar algo negativo a la ropa. Pero no a todo el mundo le hacen ese tipo de cosas. Lo terrible es el negocio creciente que hay frente a este tema, y no solo en Colombia.

La gente es muy crédula y cree mucho en los agüeros y en los mitos costumbristas, aún cuando la evidencia apunta a que este tipo de situaciones son un engaño. Las creencias están tan arraigadas, que la gente prefiere seguir aferrada a ellas.

Estamos viviendo una época convulsionada de la llegada de la Era de Luz, y con ella vendrán todo tipo de circunstancias y personas con falsos discursos. Debemos ser muy cuidadosos y juzgar con precaución. Tenemos a nuestra disposición la meditación, y los mantras que pueden activar nuestra propia fuerza mental.

Hay gente sensible a los ataques negros, pero son muy pocos, y obran de manera secreta, para que nadie se entere ni se asuste, cuidando a los individuos afectados. Lo cierto es que estas personas no tienen negocios montados alrededor de su obra, no están en romerías ni dan citas de consultorio.

Muchas personas viven con el miedo de tener una brujería, y a ellas las invitamos a la espiritualidad de los «ojos abiertos». Una espiritualidad objetiva, con la que se tiene fe en el mundo interior, en la verdad y en el sentido común. Tenemos que saber que las herramientas de la energía sí existen, pero debemos asimilarlas y agregarlas a nuestro poder mental. Tenemos que «desaprender» tanta bobada y aprender de nuevo lo que verdaderamente nos sirve.

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