El camino de los chakras

En India, hace miles y miles de años, existió una civilización de origen lémur: los hombres azules del gran territorio indio, los dueños de la «tradición del camino» y los herederos del «camino de la tela comunicante». Este tejido de conocimiento, inscrito en nuestros espirales de la memoria, físicos y astrales, es la memoria celular y del hilo humano del tiempo, una red absolutamente mal entendida, conocida por los indios como la «Red del tantra».

Todos los grupos humanos que han llegado a India provienen de civilizaciones muy antiguas y avanzadas, tanto por la parte dravídica como por la védica, que tienen distintos orígenes, pero que coinciden en la esencia.

Es en esa tradición india milenaria que encontramos el camino de los chakras, la secuencia del trabajo espiritual de variados componentes y misterios. Un verdadero tratado de anatomía física y astral, que no sorprende que coincida con las más recientes observaciones médicas y anatómicas.

En esta tradición vemos que el cuerpo es descrito como el vehículo del alma, y que completan una unidad de varios cuerpos en varias dimensiones. Cada estructura pequeña del sistema nervioso, cada afluencia de nervios conforma un chakra, de tal forma que cada vértebra es un chakra, lo cual significa que tenemos 33 chakras en la columna, pero, de estos, cinco son los más importantes en esa columna.

Lo mismo pasa en el cerebro, pero, al igual que en la columna, de todos los chakras existentes, los dos más importantes están en dos glándulas, situadas muy cerca la una a la otra.

Cada ser humano estándar tiene siete chakras, pero cuando comenzamos a despertar conciencia, también se despiertan otros centros importantes en el cuerpo, centros que corresponden al sistema nervioso humano y que, con toda seguridad, son los Dan Tianes de los que habla Tao, y un centro superior relacionado con el cuerpo calloso y la parte posterior del cerebro que los hindúes denominan el Chakra soma.

Estos 12 centros de luz forman la historia de un camino que se recorre con meditación, sonido, concentración y conocimientos ancestrales.

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