¿Levitación?
Los viejos extranjeros gigantes, seres de gran bondad y poder, movían los bloques solamente con la mirada y los ademanes de sus largas manos, pero al momento de irse, dejaron a sus hijos, algunos pocos papiros luminosos...
Un común denominador de las antiguas construcciones en todo el mundo es el uso de piedras gigantes y la pregunta es ¿por qué no apilaban piedras pequeñas como ocurre ahora? Esa es una pregunta que se hacen los arqueólogos y toda clase de “doctores” investigadores de la antigüedad.
Las construcciones de Incas, Aztecas y Mayas, se hicieron con bloques impresionantes, los Moais de la Isla de Pascua, Stonehenge también está diseñado con bloques increíblemente grandes, las piedras de toda Escandinavia, en donde se encuentran inscritas las Runas, son gigantes, también vemos piedras casi que imposibles en las desconocidas ruinas de Baalbek en lo que hoy conocemos como Líbano, piedras de 1.200 toneladas y ni qué decir de Egipto, la esfinge, las Pirámides, los miles de templos a lo largo del Nilo, los terraplenes de puerto, las calzadas de las viejas y desaparecidas ciudades, las bases subterráneas de sus monumentales construcciones, todo con base en bloques de piedra que aún hoy son imposibles de cortar o de mover, no existe actualmente, maquinaria eficiente y lo suficientemente sofisticada para mover, por ejemplo una de las piedras de Baalbek.
Alrededor de este tema se han desarrollado toda clase de teorías, desde disparates hasta cosas que hay que creer por acto de fe, hemos visto la hipótesis de las ruedas de piedras, de los troncos de madera y las procesiones de esclavos moviendo las piedras, nada de eso satisface ni explica el asunto, nada de esto convence, ¿Cómo hicieron? ¿Qué aprendieron a hacer para mover estos bloques increíblemente pesados de piedra?
Alrededor de este tema hay una explicación muy interesante que llega del siglo X, cerca del año 900 nació en Bagdad un sabio, un personaje árabe absolutamente interesante llamado Abu al Hasan Alí Íbn Al Husain Íbn Alí Al – Masudí los nombres árabes son complicados en esa época, porque dan razón de la familia.
Este Señor, considerado uno de los grandes historiadores y Geógrafos del Mundo, un sabio no sólo del mundo árabe, sino de la humanidad, escribió libros, realizó mapas, viajó como nadie, fue autor de enciclopedias enteras de varios volúmenes, conoció gente de toda clase, se entrevistó con quien podía contribuir con sus crónicas, cuando llegó a Egipto, lugar en el que al parecer murió, se dedicó a investigar cómo era que movían esas piedras, qué había en la memoria de los sacerdotes en los secretos contados de labios a oídos, qué explicación daban los Maestros de las comunidades para manipular bloques tan pesados y esto fue lo que dijo en su crónica universal, lo voy a resumir para no alargarme.
“Los viejos extranjeros gigantes, seres de gran bondad y poder, movían los bloques solamente con la mirada y los ademanes de sus largas manos, pero al momento de irse, dejaron a sus hijos, algunos pocos papiros luminosos, que se ubicaban debajo de una esquina de la piedra a mover y cuando la piedra era golpeada con varitas metálicas, también de ellos, la piedra se levantaba y se movía con guía siempre y cuando el camino fuera de piedra, con postes metálicos a lado y lado, esto lo podían hacer cuantas veces quisieran, poco tiempo después desapareció hasta el último de los padres y se llevaron sus papiros luminosos y sus varitas, aunque se las hubieran escondido”. Esta es una narración muy curiosa que tiene más de mil años, es curiosa porque no podemos saber más detalles, quedó consignada en la historia y más allá de creerla o no, nos queda una pregunta en el alma.