El matrimonio y sus principales motivaciones
Actualmente, muchas parejas se casan exclusivamente por motivaciones sexuales (o prioritariamente sexuales). Estas parejas son las que más pronto se separan, y es una verdad que debemos afrontar.
Actualmente, muchas parejas se casan exclusivamente por motivaciones sexuales (o prioritariamente sexuales). Estas parejas son las que más pronto se separan, y es una verdad que debemos afrontar.
Entonces, ¿cuál debe ser la principal motivación? Lo que más se debe atesorar, cuidar y fomentar es la amistad que existe entre ambas personas. La amistad es lo único que prevalece con el pasar de los años, cuando la piel envejece, la figura cambia y el sexo se acaba. Si en la pareja son verdaderamente amigos, no importan las estrías del embarazo, la calvicie, las canas o las arrugas. El amor de amigos es lo más importante y duradero.
Nuestra mente puede hacer que un matrimonio sea una tortura o una circunstancia feliz, y todo depende de cómo organicemos en pareja nuestras prioridades, entendiendo qué es verdaderamente importante y qué no lo es tanto. El matrimonio es un conjunto de muchas cosas, es de orden, de cronograma, de hijos, de presupuesto, de convivencia; es de involucrar distintas costumbres, manías, preocupaciones, traumas y tendencias mentales. Si no existe amor de amigos, esta situación es tormentosa, pero, si lo hay, se comparten los pesos, se comparte la vida e ilusiones.
La trascendencia de ser amigos en el matrimonio se basa en que el ser humano no tiene ni la fuerza mental homogénea ni la manifestación energética invariable para estar en constante disposición para otra persona. En ese sentido, no es posible que un individuo se mantenga en perpetua alegría o actividad. Muchas veces estamos tristes, preocupados, distraídos, con la mente en un proyecto o en una solución. Esto hace imposible que estemos pendientes todo el tiempo de lo que quiere la pareja, de pensar lo que el otro considera ideal, de pedir permiso o simplemente de actuar como su esposo o esposa quisiera. Todas estas situaciones son mucho más llevaderas si existe una amistad amorosa entre los esposos, pues, somos organismos con diferentes estados energéticos y no se puede garantizar una conexión cerebral con la otra persona.
Nuestra cultura latina fomenta el machismo, el desequilibrio de las prioridades, la insensibilidad hacia el otro y el desconocimiento de la biología de la pareja. Tanto hombres como mujeres pasan por altibajos energéticos y debemos entenderlos con objetividad. La atracción entre la pareja no se genera exclusivamente a través de lo físico o de la conquista, no: la atracción también tiene elementos de amistad, comprensión y cariño.
La amistad indica respeto y admiración, y cuando alguno de estos comportamientos se pierde, o de base no existen, el matrimonio se acaba. Tomemos conciencia de nuestras acciones, de nuestras palabras y del trato que le damos a la pareja. Apliquemos este amor a nuestra vida y enseñémosles con ejemplo a los hijos las virtudes y maravillas de tener una pareja en la vida.