¿Cómo se muestra la personalidad?
Cuando dos o más personas se reúnen, acontece una serie de hechos y se intercambian distintas impresiones. En una primera reunión, las primeras impresiones se derivan del aspecto físico de cada uno, estatura, forma de vestir, etc.
Cuando dos o más personas se reúnen, acontece una serie de hechos y se intercambian distintas impresiones. En una primera reunión, las primeras impresiones se derivan del aspecto físico de cada uno, estatura, forma de vestir, etc.
Una primera buena impresión puede ser producida por una sonrisa bonita; una sonrisa que puede llegar a contrarrestar una figura contrahecha o un andar desgarbado. A la inversa puede suceder, un rostro no tan agraciado puede compensarse con una forma de vestir elegante o una presencia agradable. Si bien las apariencias pueden ser engañosas, son estas las que hacen que casi todo el mundo saque una impresión favorable o desfavorable de una persona cuando la ve por primera vez.
Ahora bien, si la reunión se extiende y las personas involucradas tienen la oportunidad de hablar la una con la otra, entra un nuevo factor a la ecuación. Una vez comienza una conversación lo primero que se nota es el tono de voz, la calidad y, por su puesto, lo que se dice y cómo se dice. Ya en este punto una persona puede llegar a intuir si la otra es inteligente, carismática o superficial.
Una voz agradable, clara y bien modulada, un lenguaje escogido y depurado causan siempre una buena impresión. Una voz cálida y una conversación interesante pueden ayudar a una buena impresión, mientras que un lenguaje crudo, grosero y una pronunciación descuidada pueden llevar a reacciones desfavorables.
Si las personas llegan a consolidar una amistad, las percepciones se profundizan y se cristalizan, ya que se observa a la otra persona lidiar con todo tipo de situaciones. Y, claramente, cuantas más experiencias compartan, más impresiones surgirán entre las personas.
La mayoría de pautas de conducta de un individuo son el resultado de su constitución física y su control o falta de control de sus emociones. Hay personas que tienen un alto grado de control, mientras que existen otras que inmediatamente evidencian en su rostro cualquier sentimiento de alegría, cólera o temor. Ahora bien, las reglas de comportamiento generalmente están fundadas en la tradición y ciertas convenciones sociales, pero con cada generación que pasa, vemos cómo estas convenciones van evolucionando, en las que ciertas reglas se descartan por parecer inapropiadas y otras nuevas se añaden con el fin de expresar, de manera más exacta, los gustos y necesidades de cada grupo.
La mayoría de las reglas de cortesía se fundan en el sentido común. Tienen un valor práctico, porque ahorran tiempo, crean situaciones agradables o vienen a llenar una necesidad. Poseen un valor cívico, porque imponen a los individuos una cierta disciplina, y revelan consideración hacia los demás.