El verdadero poder de los mantras

En tiempos remotos existieron civilizaciones con todos sus poderes y sentidos despiertos; aquellas patrias de antaño, de hace cientos de miles de años, como Lemuria, Atlántida, las más de cien mil islas de Tule o el gran continente de Mu. Todas estas tierras estaban habitadas por seres extraordinarios con la forma original de su llegada.

Ellos eran los famosos seres azules, clarividentes y clariaudientes, que no tenían que hablar o caminar, pues dominaban el peso, la materia, eran telépatas y su manejo de la energía era perfecto.

Estos seres maravillosos tenían los chakras despiertos y desarrollados. Sus cuerpos eran transmutados constantemente a altas vibraciones y manejaban en todo momento el poder del sonido. Ellos comprendían este espléndido poder, que puede crear y causar transformaciones en la mente y en la materia.

Este es el origen de nuestra humanidad. Probablemente seamos las mismas almas de ese entonces, pero reencarnadas en una época de conciencia deprimida;tenemos toda esa herencia de sabiduría, pero nuestro sistema está sumido en un estado de inconciencia.

Los mantras

Para hablar de mantras, debemos primero nombrar el chakra Vishudha o Vishudhi, que se encuentra en nuestra columna vertebral a la altura de la tiroides. Este es el chakra en el que tenemos el poder del habla, igual que los seres de esas civilizaciones antediluvianas.

El poder de hablar y crear, es el poder del sonido convertido en palabras poderosas y ordenadas. Con este poder podemos causar una transformación profunda en la mente y en cualquier objeto material. Existen muchos ejemplos de mantras poderosos, como el que pronunciaba Jesús: ‘Iev’ o ‘Lev’, una variante poderosa de ‘Ieve’, uno de los nombres sagrados de Dios.

Qué produce un mantra

Un mantra poderoso produce un rastro de energía en el tiempo y en el espacio. Esto es prodigioso y delicado, pues aquel que sepa manejar la energía puede tener tanto poder, que todo lo que diga se convierta en un mantra.

De estos rastros de energía nacieron los alfabetos antiguos, sus letras están escritas con energía, como el hebreo, el rúnico, los ideogramas orientales o el antiquísimo conjunto fenicio de letras. Estas inscripciones, nacidas de la luz, producen el mismo resplandor en su pronunciación. Esta es la sabiduría de las gráficas energéticas, el poder supremo de los viejos alfabetos.

Casi el 90 por ciento de todos los mantras están escritos en devanagarî, que son las letras correspondientes al sánscrito, un idioma perfecto, de alfabeto perfecto. El balance de sus inscripciones crea una emanación deslumbrante de energía. Sus letras tienen una base superior y, por lo general, un eje central que estabiliza la fuerza. Todos sus trazos son perfectos y es tan intensa su energía, que aun aquellos que no tienen sus sentidos despiertos pueden percibir lo sagrado de este grafismo milenario. Es tan puro, que aun con el pasar de los siglos se ha mantenido casi intacto.

El devanagarî, el rúnico y el tibetano son grafismos tan legítimos, energía hecha trazos, que son los escogidos al momento de realizar los signos de protección u objetos talismánicos. El sistema original es el devanagarî, su apariencia, su elegancia, su rareza, su belleza nos indica que forma parte de una sabiduría que viene de afuera, que no es de la Tierra.

Los caracteres del devanagarî no han escapado por completo al tiempo y han sufrido modificaciones y acortamientos, pero esto no funciona en el grafismo sagrado de los mantras. Nosotros debemos usar el método antiguo, con los caracteres completos, teniendo en cuenta cada uno de los perfiles de sus líneas, sus proporciones, extensiones exactas y balances; solo de esta manera los trazos podrán emitir la energía correspondiente y en la frecuencia vibratoria requerida. Solo así el mantra tendrá un impacto en la mente y en el mundo material.

Los mantras en devanagarî despiertan memorias diminutas en el astral que nos conectan con el poder del pasado; una propiedad sencillamente extraordinaria e ignorada por muchos.

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