El complejo de Giza y todo lo que falta por descubrir
El origen de las pirámides es uno de los símbolos más importantes de la equivocación humana frente a su historia, pues demuestran cómo durante décadas la ciencia ha intentado explicar los grandes enigmas del universo, y las lagunas de la historia, rotulando los descubrimientos con ideas preestablecidas, pero que, afortunadamente, se han venido cuestionando en los últimos años.
El origen de las pirámides es uno de los símbolos más importantes de la equivocación humana frente a su historia, pues demuestran cómo durante décadas la ciencia ha intentado explicar los grandes enigmas del universo, y las lagunas de la historia, rotulando los descubrimientos con ideas preestablecidas, pero que, afortunadamente, se han venido cuestionando en los últimos años.
Las pirámides de Giza, y todas las demás construcciones que las rodean, siguen siendo hoy un misterio para la comunidad científica. Permanentemente se descubren nuevos objetos, corredores, galerías y pasadizos. Desde su descubrimiento, gran cantidad de personas se han dedicado a su estudio, han vivido allí y han encontrado todo tipo de objetos y artefactos. Todos han llegado a una misma verdad, a pesar de las variaciones: el complejo de Giza es una construcción con inquilinos de todos los tiempos, una construcción antiquísima que ha sido refaccionada y ocupada por varias civilizaciones.
Recordemos que el complejo de Giza está compuesto por las tres pirámides mayores: Keops, Kefrén y Micerinos, las pirámides satélites, que son más pequeñas; la Esfinge, las mastabas funerarias, que son similares a pequeñas bodegas; el Templo de Isis, que se encuentra en la base que da hacia el Nilo, y el Templo del Agua, que está en la orilla. Construcciones maravillosas que se han mantenido en pie durante mucho tiempo.
Hace unos años, en nuestro libro ‘Qué es brujería’, se refirió que las pirámides eran mucho más antiguas de lo que se creía, que definitivamente no eran de la época de Keops, de hace apenas 4.200 años, sino que fueron construidas y administradas por seres del espacio exterior. Se dijo que su construcción tenía alineaciones astrológicas entre sus pasadizos y que servían de guía para naves de tecnología avanzada. Además, eran templos de equilibrio del plano astral.
Frente a los ojos de la comunidad científica, esta aseveración pudo parecer ridícula, pero hoy ya no es así, existen un sinnúmero de evidencias que demuestran que lo anterior es completamente cierto: las fotografías de Marte, las fotos y videos de ovnis sobre el Nilo, sobre Alejandría y sobre El Cairo; las formaciones extrañas que han captado las sondas Ío, Europa y Ganímedes; las inscripciones extraterrestres en las pirámides y templos, no solo de Egipto, sino de muchos otros sitios. Un ejemplo es el maravilloso “astronauta maya”, una inscripción antiquísima de piedra, que muestra con claridad a un hombre en una cámara llena de controles, manejando una nave de turbinas con fuego.
Decir que nuestro origen viene del espacio exterior ya no es un disparate, de hecho, grandes figuras científicas están proponiendo “nuevas” hipótesis, en las que hablan de ensayos genéticos de seres superiores, de implantación de las distintas razas y de la construcción de las pirámides, que no muestran en ninguna parte evidencia de haber sido construida por humanos; no hay marcas ni rastros.
Investigadores importantes y estudiosos, de la talla de Jean-Patrice Goidin, Yoshimura, Jean Kérisel y Rudolf Gantenbrink, saben que en las pirámides hay más sorpresas y descubrimientos que vendrán en el futuro. Ellos saben que hay más pasajes y cámaras, tanto en la cúspide de las pirámides como debajo de la espesa arena.
La historia nos cuenta que las pirámides son de la época de Keops y basa su afirmación en dos grandes “evidencias”. Primero, en las crónicas de Heródoto, quien, a pesar de ser inconsistente e inexacto, comenta en sus escritos que la construcción se le atribuía a Keops. La segunda es un pequeño jeroglífico encontrado en una de las cámaras que nombra a Keops, pero se comprobó que era una farsa hecha por el coronel Howard-Vyse, quien, por ganar fama, no solo dinamitó el interior de una de las pirámides, sino que falsificó este jeroglífico, escribiendo el nombre de Keops en la versión moderna, influenciada por el griego.
Entonces, nos preguntamos cómo toda la teoría del origen de las pirámides se basa en dos evidencias tan débiles y cómo esta ha perdurado por tanto tiempo.
Nuevamente, nos arriesgamos a hacer afirmaciones sobre las pirámides: en el futuro se descubrirán pasajes subterráneos que comunican todo el complejo de Giza, se descubrirán también al interior de las pirámides cámaras como la del Rey y la Reina en donde hay objetos extraterrestres, saldrán a la luz nuevos conocimientos sobre el idioma egipcio y se aplicará a nuevas tecnologías la sabiduría encontrada, se descubrirá que la arena esconde mil secretos y que oculta más evidencias sobre nuestro origen extraterrestre. Claramente, todo este conocimiento será escondido por los gobiernos, pero finalmente saldrá a la luz.