El desierto de Gobi y sus ciudades celestiales
El desierto de Gobi siempre ha sido un gran misterio para nuestra humanidad. Conocido también como “Las arenas de Shaomo”, es uno de los desiertos más grandes del mundo y se extiende desde el norte de China y el sur de Mongolia hasta los Himalayas, en un recorrido mágico formado por los montes Altai.
El desierto de Gobi siempre ha sido un gran misterio para nuestra humanidad. Conocido también como “Las arenas de Shaomo”, es uno de los desiertos más grandes del mundo y se extiende desde el norte de China y el sur de Mongolia hasta los Himalayas, en un recorrido mágico formado por los montes Altai.
Es muy curioso que no se hable mucho de Gobi, aunque puede deberse a que en épocas ancestrales existía una explícita prohibición de hablar de este lugar sagrado, pues tocaba temas de ciudades secretas y remanentes extraterrestres. Extrañamente, Gobi ha sido un lugar en el que se han encontrado la mayor cantidad de restos prehistóricos, como huevos de dinosaurios y toda clase de fósiles maravillosos.
Muchas personas interesadas en el misterio de Gobi afirman que las ciudades doradas se encuentran enterradas bajo las arenas del desierto y que pertenecían a Mú o Lemuria, pero esto no es cierto. Esta idea errada surge de la falta de conocimiento de la realidad energética de nuestro planeta.
Las ciudades doradas que se nombran en varios textos sagrados sí existen, pero se encuentran en dimensiones superiores, entre nuestra tercera dimensión y la cuarta. Algunos descendientes de los uigures afirman haber visto las torres de la ciudad en unos “bordes”, que podrían también llamarse entradas. Estas ciudades doradas, celestiales, son asombrosas, construidas hace miles de miles de años. En su centro está la entrada a la luz interior del planeta y esa entrada es un vórtice. Es por estas razones que en Gobi se presentan tantos fenómenos de ovnis, pues es en sí un puerto conocido en la eternidad de los años.
Existe en India un libro llamado ‘El texto sagrado de las leyes de Manú’ en el que se encuentra consignada la existencia de la gran y viejísima civilización de los uigures. Manú es como el Enoc para los hindúes, pero es más viejo y misterioso. De él se dice que “es una de las almas de piel azul que ha llegado desde el cielo, desde el espacio, de un lugar tan lejano, que no llegó en un ave, sino que llegó en luz y pensamiento”. Este texto sagrado es todo un misterio, nadie ha podido datarlo. Escrito en varios idiomas sagrados, como sánscrito arcaico y palí, es un texto altamente malentendido, principalmente por la traducción más conocida del sabio William Jones, “Mánava Darma Shastra”, que en realidad es solo una pequeña parte de los textos de Manú.
De este libro sagrado se ha malinterpretado, por ejemplo, el significado de nacer dos veces, que hace referencia al consciente e iluminado, y nada tiene que ver con el sistema tan abominable de castas que se ha instaurado. En los planos espirituales, el ser que tiene la conciencia despierta ha nacido dos veces y, como tal, tiene la responsabilidad de enseñar y comunicar las normas a los demás. Estas son las primeras leyes de Manú.
En sus textos también se habla de la creación, de los seres santos azules, los kumaras, que también han sido malinterpretados. En el texto de Manú se habla por primera vez de las vestiduras sagradas del astral y del Cordón Sagrado de Conciencia, el mismo Upavota, que se relaciona con las vueltas de energía en la base de la columna vertebral y en la recuperación de la memoria al meditar.
En los textos también se habla de la ceremonia Upanayana, que cuenta la reconquista de la memoria extraterrestre. Se nombra el bardo al morir, la devoción y la disciplina. Habla del karma y de los diferentes nombres de Dios en el cosmos: Dios es el mismo Vishnú, Krishna y Brahman.
En el futuro, los textos de Manú se van a traducir de forma más real y podremos leer con más exactitud los pasajes que hablan del desierto de Gobi, de la entrada redonda a las ciudades celestiales a las islas flotantes del espacio y a los lugares de superficies perfectas en los que viven los conscientes.
Otros viejos textos, paralelos a los de Manú, hablan de la civilización de los dorados que ha prevalecido a los cataclismos del desierto y ha vivido para siempre en “las estaciones de Gobi”. Estas estaciones se refieren al tiempo en el que Gobi era verde, en el que era hielo y después llanura, y al tiempo en el que era un lago, en los miles de millones de años de su existencia.
Este bellísimo tema está conectado a cientos de historias, y todas ellas hablan del origen de la humanidad y de la memoria humana, que es la misma memoria de las estrellas.