Observaciones modernas de la Luna
La Luna ha sido observada durante miles de años y, desde mucho antes de pisar su superficie, el ser humano ha documentado cantidades insospechadas de hechos o situaciones únicas en la superficie lunar.
Los astrónomos del mundo entero (grandes y pequeños) han documentado toda clase de fenómenos, tantos, que la comunidad astronómica internacional ha denominado estas observaciones como LTP (Transient Lunar Phenomena, sigla en español de Fenómenos Lunares Transitorios).
Los mismos tripulantes de Apolo 11, aquellos que pisaron la Luna por primera vez hace más de cincuenta años, afirmaron que, al llegar, observaron edificaciones, maquinaria y hasta ovnis antiguos. Sus afirmaciones fueron clasificadas como información confidencial y desmentidas públicamente, incluso, insinuando que los astronautas pudieron haber tenido lesiones cerebrales por el viaje espacial.
Uno de los famosos tripulantes, Michael Collins, declaró que él y los técnicos vieron ovnis desde la nave, pero que era tal su sorpresa e incredulidad, que al principio creyeron que se trataba de un fragmento de la propia nave Apolo.
Las grabaciones de la conversación del técnico de la Nasa, Otto Binder, con los astronautas, circulan aún por todo el mundo y en ellas se escucha claramente cómo la tripulación habla de los ovnis, que eran enormes y que las edificaciones eran perfectas y geométricas. Los astronautas declararon en su momento que todo esto se encontraba al otro lado del cráter.
Las declaraciones son muchas y extensas. El astronauta Cooper afirmó ante la ONU, en 1985: «Tenemos visitantes del espacio exterior y necesitamos un programa de alto nivel para analizar su presencia».
Pero este no es el único testimonio con el que cuenta la ONU. Durante décadas, esta organización ha recolectado un sinnúmero de declaraciones y afirmaciones sobre avistamientos de ovnis, las cuales, a pesar de todos los esfuerzos por desmentirlas, se han filtrado y han llegado a la luz pública.
Son increíbles las narraciones de Joseph Walter, piloto del avión de pruebas X-15, sus filmaciones no tienen ninguna duda y son material custodiado por los organismos de inteligencia que, aunque en ellas vieron platillos, lo único que comentaron fue: «No estamos interesados en los ovnis y nuestra línea oficial no ha aprobado esas declaraciones».
Podríamos seguir hablando de incidentes como el del Gemini 4, pero este, como muchos otros, están catalogados como «clasificados de primer nivel», asuntos en los que no solamente está involucrada la Nasa, sino también el FBI y otros organismos federales ocupados de proteger, o de «encubrir», la información. Curiosamente, a pesar de tantas evidencias, dicen que las informaciones son clasificadas y que están en análisis, desde hace más de treinta años.
Lo cierto es que ese día, cuando el Apolo 11 aterrizó en la Luna, las comunicaciones y fotografías tardaron mucho tiempo en develarse, pero hoy se conoce que los astronautas enviaron imágenes y fotografías del lado opuesto al cráter para no mostrar aquello que avistaron en primera instancia.
Los tripulantes del Apolo 11 han dado diversos testimonios, pero, sin importar qué versión hayan dado o sea la «oficial», no se puede negar el sinnúmero de evidencias que existe sobre ovnis. En los archivos existen bellísimas fotografías desde el Gemini, en 1966, antes del Apolo 11, tomadas por el mismo Aldrin, son 15 fotos de ovnis tipo esfera de distintos tamaños. Su autenticidad nunca ha sido puesta en tela de juicio, porque fue realizada con aparatos calibrados por la propia Nasa.
En una misión posterior, el Apolo 14 muestra un objeto bellísimo y enorme sobrevolando un cráter lunar. Por supuesto, estas fotos descartan cualquier superposición, truco o retoque digital, improbable en esa época.
Otro caso es el del Apolo 13, antes de la explosión, que envió fotos de ovnis enormes en forma de tabaco, quizá, las fotografías más hermosas de ovnis que existen.
Pero uno de los grandes misterios de la Luna está en un cráter conocido como Ukert, dentro del que se encuentra un triángulo absolutamente perfecto, que mide de lado 16 millas, es decir, casi 26 kilómetros. No se ha podido saber si es una construcción o una nave, o la sombra de una nave, pero este «pequeño» triángulo ha sido observado por medio mundo desde distintas partes de nuestro planeta.
Y qué decir del famoso «cubo suspendido», que ha sido motivo de escándalo porque muchos han retocado las fotos. Pero existen las versiones verdaderas, asombrosas, conocidas en la Nasa, que han sido analizadas con detenimiento y aún son un enigma.
También hay una colección soviética de fotografías de un «domo de cristal» en la parte de la Luna denominada Sinus Medii, tomadas en 1967 por la sonda Sond-3. Las fotos fueron un escándalo, porque no se encontraron junturas en el cristal, era de superficie enorme y, según los cálculos, se eleva diez kilómetros sobre la superficie, lo que para nuestra tecnología es increíble, aparte de que en la Tierra no hay un domo con estas características.
Existe también una imagen de un ovni de cinco kilómetros de diámetro tomada desde la cabina de mando del Apolo 12. Los detalles son increíbles y las descripciones de su movimiento con gran fluidez, aún más.
Son famosas algunas fotografías cerca de la estación espacial Skylab con varias naves en formación, pero interconectadas por puentes. Por más de que se ha tratado de determinar su tamaño y del sistema total de la interconexión, es difícil encontrarlo: es tan grande, que puede compararse con el tamaño de España o de Francia, medidas sin confirmar, precisamente por lo increíbles.
Estas son apenas algunas de las evidencias contundentes que tenemos sobre ovnis e inteligencias extraterrestres sobre la superficie de la Luna, pero como estas hay otras miles.
La gran colección de estos fenómenos es increíble: luces extrañas, sombras, rostros, objetos, formaciones naturales que al ser analizadas resultan ordenadas, emanaciones gaseosas reguladas, construcciones similares a otros sitios.
No importa cómo nos clasifiquen estos fenómenos ni cuánto quieran ocultarnos las evidencias, la verdad es que nosotros sabemos, con pruebas múltiples y extensas, que los ovnis están presentes, hoy y antes en nuestra historia, y que la inteligencia extraterrestre es una realidad.