Grandes misterios de nuestra historia

Este es el caso de las Calaveras Mayas de Cristal o los Cráneos de Cristal, de una sola pieza, talladas a la perfección en cuarzo. Estas obras de arte, de las que se han encontrado diez, principalmente en Honduras y en Belice, son piezas increíbles que datan de miles de años.

Hay hipótesis increíbles. Se dice que las encontradas en Belice tienen más de 500.000 años, pero esto es muy difícil de probar. Estas calaveras aún hoy nos sorprenden, pues nos es incomprensible pensar cómo personas, hace miles de años, pudieron tallar a tal perfección estas piezas. Aún hoy, con las herramientas y tecnologías existentes, sería una tarea supremamente difícil de realizar.

Como sucede con este tipo de piezas invaluables, con ellas ha aparecido una gran cantidad de réplicas descaradas, hasta hechas de vidrio, algunas tan burdas, que en nada se parecen a las originales. Ha sucedido principalmente en Norteamérica y Alemania, pero, por fortuna, las piezas originales son tan únicas, que falsificarlas es prácticamente imposible.

Otro elemento de nuestra historia que está rodeado de misterio es la huella dejada por los olmecas, quienes aparecieron de la nada, de repente, en el hilo del tiempo, como por arte de magia o por encanto, y son ampliamente conocidos por ser los antiguos aztecas que tallaron cabezas enormes de piedra. Según sus propias narraciones, que se encuentran talladas en las piedras, los olmecas dicen que ellos estaban aquí, en la Tierra, pero en otro estado, y que la gente de las estrellas los asimiló a esta otra realidad.

Lo anterior nos lleva a plantearnos una gran cantidad de incógnitas sobre los olmecas:

• ¿Por qué hicieron cabezas de piedra de 25 o 27 toneladas?
• ¿Por qué escribieron estas frases de otra dimensión en las piedras?
• ¿Ellos ocuparon o hicieron esas pirámides de 30 metros de altura que superan la edad de cualquier construcción de la Tierra?
• ¿Eran gigantes?
• ¿Venían de otra dimensión?

Lo cierto es que algunos objetos olmecas están relacionados con construcciones mayas, como el caso de la pirámide de Kukulkán, que se encuentra en Chichén Itzá, una de las ciudadelas mayas más importantes. Esa pirámide en realidad es un calendario increíble, con datos de todos los tiempos, un edificio-memoria. No es solamente una pirámide de 91 peldaños, es un edificio que se puede leer por cualquier lado.

También debemos referirnos a Teotihuacán, que en la lengua náhuatl significa «El espacio de los que siguen la memoria de los dioses». Hace miles de años, Teotihuacán era muy pequeña, con algunos edificios de iniciación y con algunos templos sagrados en los que vivían «los despiertos», los que veían o los que podían ver las otras realidades; seres de las luces.

Esta pequeña ciudad se convertiría luego en una ciudad enorme, mucho más grande que cualquier ciudad europea de la época –ni Roma era más grande–, pero ocurrió algo, de repente, hace más o menos 1.200 años: Teotihuacán fue desmantelada y abandonada por sus habitantes, que huyeron de un momento a otro.

Otro misterio que hay, espectacular, es la historia de Viracocha, el Gran Señor de los Andes, de lo que hoy es Perú, Bolivia y Chile. La leyenda andina cuenta la historia de Viracocha y sus hijos de las estrellas, un ser muy especial, y que, de hecho, es sumamente similar a la historia de Kukulkán, de Quetzalcóatl, de Odín, de Ormuz, o del mismo Jesús.

Viracocha fue un ser misterioso, que cumplió con la misión de guardar y despertar las memorias para regresar al Cielo, y se guardó en la memoria de toda una civilización en forma geométrica. Esto es extraordinario. La leyenda dice que fue uno de los antiguos señores que corrigió los tiempos y los giros de la naturaleza, y que fue uno de los encargados de ordenar la Luna como la conocemos.

Como estos, hay un sinnúmero de descubrimientos y leyendas maravillosas, que nos hablan de seres superiores, de dimensiones paralelas y de mucho más.

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