Los mil misterios que nos rodean
En nuestra realidad existen y sabemos de un sinnúmero de misterios que no se han podido resolver, y que generan preguntas e incredibilidad hasta en los mas grandes
En nuestra realidad existen y sabemos de un sinnúmero de misterios que no se han podido resolver, y que generan preguntas e incredibilidad hasta en los mas grandes.
Vemos, por ejemplo, el famoso misterio del Triángulo de las Bermudas, del que se han contado todo tipo de historias inexplicables, como lo son también las extrañas pero verídicas construcciones que se han descubierto en Marte y la Luna. Sin ir más lejos, todo Egipto, sus ruinas y pirámides son para nosotros incomprensibles, y lo son mucho más cuando se ha descubierto una relación directa entre el Atlántico, América y ciudades antiquísimas, como la Atlántida y Lemuria, que por sí solas presentan ya una gran incógnita, por su antigüedad y por la insólita contradicción que proponen a la línea del tiempo de nuestra humanidad. Quizá para entender estos misterios debamos revisar en las piedras, en las antiguas civilizaciones y sus inscripciones, en los libros sagrados y en las mitologías existentes.
El paso del tiempo nos ha dejado otros grandes misterios, como el caso de Agarti (la ciudad perdida del sur de Mongolia), de grandes tecnologías secretas, o el caso de las narraciones increíbles de los chinos del norte, ya que con ellas podría explicarse de dónde salieron los mapas satelitales de la antigüedad, como los Piris Reis, en los que aparecen contornos exactos de la Antártida, mediciones que hasta hace muy poco tiempo se pudieron determinar con nuestra tecnología actual: en ellas aparece la distorsión de la curva de la Tierra, como si los continentes se vieran desde el espacio.
Vemos también lo misteriosas que son las pistas gigantes de Nazca y su uso, que aún no entendemos, las pirámides cubiertas de selva del Amazonas, los túneles y las construcciones subterráneas de Suramérica, las ciudades intraterrenas de Argentina y las piedras megalíticas de Sacsayhuaman, de más veinte mil toneladas. Todos ellas presentan un desafío indiscutible para nuestra ciencia y entendimiento.
Pero los misterios no solo los encontramos en lugares del planeta, sino también en personajes míticos y personas místicas que han marcado nuestra historia. Es el caso de la fantástica historia de Nínive, que habla del extraterrestre Gilgamesh, y de los maravillosos terraplenes construidos para naves intermedias. No es difícil pensar que de ellos llegara la tecnología para construir las famosas Pilas de Bagdad o el conocimiento de que la memoria de la vida se esconde en espirales microscópicos, o ADN.
¿Quién podría negar el misterio que rodea a personajes tan maravillosos como Ramanuja, Tesla, Perelmán o Patanjali, que parecieran ser la encarnación de un ser de otro mundo, con otra información, otra inteligencia y otra sensibilidad que se escapan a nuestro entendimiento? Misteriosas son las enseñanzas budistas, los sutras y los caminos que enseñaron seres sobrenaturales, como Buda, Jesús y Sheitania. También lo son las Sagradas Escrituras viejas, los vedas y sus historias de Narada, el ser sagrado que origina y sueña con los mundos.
Unos de los más grandes misterios los encontramos en nuestro propio cuerpo: vemos y vivimos ciencias como el yoga, la respiración y el despertar interno a través de las disciplinas místicas. Misterioso es el estado de éxtasis, o samadhi, que se logra en la meditación y todas las percepciones místicas de este estado. Más enigmáticos aun son para nosotros el concepto de la muerte, el poder de la mente, los poderes sobrenaturales, la cuarta dimensión y otras dimensiones paralelas; nuestra estructura de puntos de luz, de memoria perdida, de aura y de sentidos o facultades extraordinarias. Misteriosa es la reencarnación y la evidencia de otras vidas en nuestros recuerdos.
No hemos mencionado aún lo incomprensible que es para nosotros la vida de los elfos, los gnomos, las hermosas marinas y las hadas que acompañan al cuerpo de la naturaleza. Almas preciosas que viven en otros planos y que, muy posiblemente, al igual que nosotros, fueron traídas y adaptadas a esta nave azul por parte de inteligencias superiores.
Son tantos los secretos y los enigmas, son tantas las preguntas que hacemos y lo que nos queda por investigar, que durante la historia se han generado distorsiones y versiones acomodadas a la conveniencia humana.
Debemos entender que todo lo anterior lo encontramos misterioso o increíble porque ignoramos leyes del Cosmos que siempre han existido, nos falta el conocimiento de otros mundos, de otras dimensiones, de otras realidades y de universos paralelos que existen aquí y ahora.