La Rueda del Samsara
Hay muchos que se preguntan si la Rueda del Samsara realmente existe o si es una fantasía, pero la verdad es que es real; es la recurrencia, la repetición de los hechos.
La Rueda del Samsara es la reencarnación, es el mismo proceso del karma, en el que es necesario equilibrar una acción injusta con su contraparte equivalente, en un aprendizaje sufrido y repetido, hasta que logra romperse con el despertar de la conciencia.
La Rueda del Samsara es la misma rueda de la fortuna del tarot, la «Recurrencia», el «Retorno», la «Retribución», todos, conceptos relacionados con el karma.
Existe una vieja sentencia: «Si el hombre pierde la memoria, está condenado a repetir los mismos errores». Igual ocurre con la ley del karma: «Si el hombre no despierta conciencia, está condenado a equilibrar su karma con sufrimiento».
La Rueda del Samsara representa esta ley, sentencia que nos amarra a seguir en la misma secuencia de nacimientos, vidas y muertes, equilibrando la injusticia lenta y eternamente.
La Rueda del Samsara nos dice que nuestra mente es imperfecta, llena de defectos que nos llevan al error, en pensamiento, palabra, acto u omisión; error que a la vez genera un desequilibrio que necesita ser balanceado en el futuro.
Este proceso es aquel que comenzamos hace miles de años, y el ciclo de las 108 vidas es apenas un concepto tomado a letra muerta de los libros sagrados. Este ciclo de vidas es un número base de la línea evolutiva de esta sección del cosmos, pero nuestra alma y nuestro ser son eternos.
La evolución pareciera, entonces, ser muy lenta, en miles y miles de vidas. Tan lenta, que pareciera detenerse, pero nunca se detiene y, mucho menos, se echa para atrás. Ningún humano retrocede a ser mineral, animal o planta.
Solamente con el desarrollo espiritual y con el despertar de la conciencia podremos romper este proceso del karma, salir de la Rueda del Samsara.
Jesús decía: «Despierta, tus pecados te son perdonados». Con la palabra «Despierta» hacía referencia a la conciencia, y con la frase «Tus pecados te son perdonados» se refería al fin de la influencia kármica.