El tercer mundo de los kogis
Los kogis, al igual que otros maestros de las civilizaciones de Oriente, tienen un profundo conocimiento del sistema universal de la memoria física y astral.
Esto, realmente, no es una sorpresa. El conocimiento de los kogis se remonta a tiempos muy antiguos, cuando el conocimiento astral es intuitivo y demuestra una sabiduría que llega al corazón. La diferencia con otros conocimientos es solamente la forma, pues los kogis hacen sus propias asociaciones, o describen los mismos conceptos con otros nombres o de otras maneras.
Los kogis-maestros, quienes ya no están encarnados, cuentan con poderes extraordinarios, con los que mezclan intuición con telepatía, clarividencia, y el manejo pleno de todos los elementos. Estos maestros pueden visualizar porciones gigantescas del universo y también partículas infinitamente pequeñas, todo siempre con suma reverencia a la madre Tierra.
Antiguamente, estos maestros, conocidos como «mamas», se sentaban en profunda meditación y hablaban con los espíritus de las montañas. Ellos sabían de la existencia de los devas poderosos que habitan en las cuchillas de la Sierra, que son vórtices interdimensionales. Así mismo, los mamas meditaban antes de una cacería o sembrado para hablar con los hijos de Séineken y hacer pagamentos de devoción, en los que prometían solemnemente la no agresión al medio natural. Por esto, aún hoy, los kogis se angustian profundamente por la destrucción de la naturaleza, pues conocen las fatales consecuencias de faltar a estos pagamentos.
Es una tristeza que hoy tomemos literalmente los mitos y no veamos la profunda verdad que se narra detrás de cada metáfora, pues realmente no son mitos, son una realidad científica explicada en términos naturales y próximos a la gente.
Tomemos, por ejemplo, la molécula del ADN. Si quisiéramos imitar cada átomo, perecería una camándula retorcida en espiral, un gusano. Este es el gusano del tercer mundo de los kogis. Si además recordamos cómo fue la adaptación de la vida del planeta con las algas verde-azules, estaríamos atando cabos del principio de la adaptación del planeta a la vida, de la creación del manto biológico de la Tierra, es el mundo que trajo el espíritu del tigre que ya estaba en el corazón de Gualchován. Las narraciones comentan que «ocurrió como haciendo un caserío y programando la siembra. Gualchován pensó la casa en su cabeza, la suspendió en el aire y luego la volvió cosa». La importancia gigante de la explicación kogi es que encaja con la siembra de la vida.
Hoy vemos el ADN como un conjunto de elementos químicos, los mamas, en cambio, lo veían más real. Ellos, en su videncia, lo registraron y lo comunicaron haciendo asociaciones claras, con sus propias palabras.
Además, agregaron: «Aquí comenzó el mundo secreto de Gualchován, con sus compuertas y sus misterios». Estaban hablando de la indiscutible relación que existe entre la memoria y el desdoblamiento. Un sacerdote de Gualchován, un maestro iluminado mama, puede desdoblarse a voluntad, puede sacar su cuerpo a la dimensión del tiempo, puede cubrir distancias inimaginables, puede ver a distancia y puede introducir su cuerpo físico en vórtices. Puede también ver los gnomos y los devas de los bosques y las selvas, puede leer los elementos y manejarlos a voluntad.
Así eran los antiguos mamas, los que contaron estas historias de origen.