Ángeles y hadas
Las hadas pueden evolucionar hasta estados angélicos, pero lo hacen porque así lo determina su naturaleza. No pueden posponer o entorpecer este proceso; está escrito en el libro de su karma.
Cuando un hada evoluciona a estados angélicos, se reúnen en una legión encargada del equilibrio de cierto aspecto relacionado con los elementos, la luz astral, el geomagnetismo terrestre o con los cambios naturales provocados por el ser humano o por la naturaleza.
Los humanos también podemos llegar a estados angélicos, dependiendo del desarrollo interno como consecuencia del trabajo espiritual. Este camino, a pesar de existir, es distinto y, por lo tanto, el resultado también lo es. Un ángel de la escala humana dirige complejos procesos que pertenecen a la evolución del planeta, comandan grandes cambios religiosos y filosóficos, custodian la encarnación de los grandes guías y planean, con una minuciosidad difícilmente imaginable, los cambios de eras y lo que debe primar en ellas.
En resumen, la diferencia consiste en que las hadas pueden lograr estados espirituales que pueden denominarse «ángeles pasivos», mientras que nosotros, los seres humanos, seríamos «ángeles activos».