Un planeta delicado

Este hermoso planeta, en el que hemos encarnado y al que hemos sido asignados para habitar, es delicado, es un paraíso que se enferma gravemente sin que sus habitantes lo adviertan. Estamos viviendo en un mundo realmente bello, pero lo estamos destruyendo lentamente, debido a nuestra baja frecuencia evolutiva.

Nuestra lucha inconsciente por poseer el fantasma de las cosas, por tener control sobre aquello que no deberíamos, se parece mucho a la lucha de los dinosaurios, que se destruyeron unos con otros con la fuerza de la ira irracional.

Nosotros hacemos lo mismo: somos locos violentos, interesados y ambiciosos; somos fabricantes de guerra y desequilibrio, y pareciéramos dedicados a la destrucción de este maravilloso planeta azul donde vivimos.

Las inteligencias extraterrestres se maravillan con los niveles de espiritualidad de algunos de los seres terrícolas, pero se horrorizan en mayor medida con la brutalidad de los que sacrifican la vida de otros con tal de lograr sus propósitos banales y superficiales.

Muchas veces, son esas mismas inteligencias extraterrestres las que se han llevado del planeta elementos radiactivos, no para utilizarlos, sino para salvarnos a nosotros de la destrucción.

Propiedad intelectual de Hilda Strauss. Todos los derechos reservados ©