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La actitud espiritual frente a la vida

Posted on09/18/2021 by

La espiritualidad es una actitud, es la forma en que pensamos frente a cualquier hecho de nuestra vida, sea cotidiano o extraordinario. Como tal, no es algo que dependa de las circunstancias, sino que es una constante de nuestra vida.

Hay algunos que consideran que ser espiritual es una tontería, que es ser «blandito» o que es seguir la vocecita teatral de los nuevos mercaderes de ángeles.

En realidad, la espiritualidad está en todo y es nuestra vida genuina y original.

Ahora bien, la espiritualidad no es:

  • El aprendizaje artificial de los que hacen poses prestadas para verse evolucionados.
  • Las falsas posturas que exhiben los que necesitan publicidad para que todos piensen que son espirituales.
  • La espiritualidad no consiste en hablar con voz afectada, ni en fingir iluminación.
  • Espiritual no es el caudillo de voz temblorosa que se autodenomina o autoproclama «escogido» y que pretende impresionar con su discurso abrumador.
  • Espiritual no es el que hace cara de ángel de porcelana.
  • Espiritual no es el que blanquea los ojos y vive agobiado con la enfermedad de la vanidad.
  • Espiritual no es el personaje lleno de pereza, que no trabaja, porque, presuntamente, se encuentra avasallado por la fuerza brutal de la conciencia.

Los seres espirituales son trabajadores, luchadores, no son exhibicionistas ni publicitarios de sus logros ni de sus facultades. Los seres espirituales son recios y consistentes siempre con lo que dicen, son responsables con su ayuda y con sus palabras, son de memoria corta frente a los agravios ajenos y de gran memoria, o memoria larga, para el conocimiento.

Cómo es la actitud espiritual
Es saber que todo está conectado, que está relacionado con el todo. El universo es una gran corriente de luz conectada.

Cuando estamos trabajando, debemos hacerlo con empeño y felicidad, con el objetivo de hacer siempre lo mejor posible en toda misión. Debemos, además, tener conciencia de la ley del equilibrio, poniendo la fuerza de Dios en nuestros actos y sabiendo que todo lo que hacemos, y los resultados que obtenemos, están conectados a la gran cadena del karma.

Al desempeñar cualquier labor, por humilde o sencilla que sea, debemos depositar allí nuestra energía positiva, debemos dejar allí nuestra impronta de vibración perfecta, debemos ser canalizadores de equilibrio.

En una crisis, y ante una mente malvada, tendremos que adoptar una actitud de solución, encausar una fuerza de equilibrio, no con cobardía o con miedo, no con permisividad o complicidad, sí con ánimo conciliador y de equilibrio; llamar a la paz y a la calma, conciliar, curar el alma, sacar del alma todo lo maravilloso. Esta actitud es como un cierre.

La actitud espiritual también es honesta y genuina, sin copias o limitaciones. La actitud espiritual es correcta, entiende la causa y el efecto, pues, recordemos que en los mundos internos no existe la impunidad.


Propiedad intelectual de Hilda Strauss. Todos los derechos reservados ©

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