La enseñanza de Jesús y el perdón de los pecados
La Biblia nos dice que Dios quiere lo mejor para sus hijos y que, por lo mismo, mandó a Jesús a morir por nuestros pecados.
Ahora bien, hay quienes malinterpretan estas palabras y piensan que porque Jesús murió para perdonar nuestros pecados, pueden hacer lo que se les antoje y terminar siendo un personaje horrible, «porque mis pecados ya fueron perdonados con anticipación».
Jesús es el Maestro de maestros, vivió en carne propia el misterio del despertar de la conciencia y ofrendó al universo su vida para que el hombre comprendiera las leyes de la vida, el amor, la energía y la mente.
Su Sagrado Corazón ama a todos por igual y está conectado a la evolución de toda la raza humana.
Desafortunadamente, con el pasar de los siglos su mensaje divino se ha desvirtuado, su maestría se ha distorsionado, siguiendo intereses egoístas de unos cuantos.
Jesús entregó su vida, impartió el conocimiento del camino y de la vida, y nosotros podemos recibir este conocimiento según nuestro grado de sensibilidad. «El que tenga ojos que vea, el que tenga oídos que oiga».
Reflexionemos en una frase del poema ‘Desiderata’, de esas que abren una ventana en el alma: «Sea que te resulte claro o no, el universo marcha como debiera».
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