Por qué reencarnamos
Cada uno de nosotros, al encarnar en nuestro cuerpo actual, se embarca en diferentes misiones que nos conducen hacia el perfeccionamiento.
Estas misiones no duran una sola vida, sino que se desarrollan a lo largo de nuestra existencia. Es en ese proceso en el que buscamos realizarnos como verdaderos seres humanos, sin vicios, sin errores, conscientes de nuestro inmenso poder y nuestra posición en la jerarquía de la naturaleza.
Tener esta conciencia nos hace respetar a todos los seres de la existencia y vivir en armonía con los diferentes cuerpos vivos e inanimados que nos rodean.
Es en ese momento cuando nuestros cuerpos llenos de luz nos conducen de manera sabia y equilibrada en todas las dimensiones percibidas.
Este es el estado crístico al que todos debemos llegar. Cristificarse es el mandato de Nuestro Señor Jesús, y es corroborar la esperanza y la enseñanza de amor que nos dio.
La cristificación solo se logra acabando con los vicios o errores mentales, iluminando nuestro ser con las energías que el Padre ha puesto a nuestro servicio y hacer hasta lo imposible para que todos los que nos rodean alcancen de una manera clara y real la verdadera iluminación.
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