Una máquina maravillosa
En muchas ocasiones hemos hablado de los objetos anacrónicos y de cómo ponen en duda todo lo que sabemos de historia y tecnología.
En muchas ocasiones hemos hablado de los objetos anacrónicos y de cómo ponen en duda todo lo que sabemos de historia y tecnología.
Un objeto anacrónico es aquel que no coincide con su época, un elemento salido de tiempo. Para aclararlo mejor, podríamos decir que un micrófono datado en época de Jesús es un objeto anacrónico, ya que esa tecnología se inventó hace apenas unas décadas, no hace más de dos mil años.
Este es el caso de la famosa máquina de Anticitera, o Antikitera, que hoy se encuentra en el Museo Arqueológico Nacional de Atenas. Este maravilloso aparato fue descubierto hace más de cien años por pescadores locales, cerca al mar Egeo, y desde esa época se sabía que era extraordinario.
Tras una rigurosa limpieza, investigadores identificaron un complejo mecanismo lleno de engranajes funcionales, un artefacto que debía tener más de dos mil años. Se piensa que este objeto podría ser un instrumento de navegación que identifica la posición de ciertas estrellas y de la Luna. Lo más curioso es que está hecho de bronce, con más de 40 engranajes, tres ejes de movimiento, de unos 40 centímetros de altura y utiliza una tecnología que se supone no se inventó sino hasta el siglo XVI. Tras varias pruebas y ensayos, se ha concretado que los movimientos de los engranajes muestran a la perfección los movimientos planetarios.
Lo anterior tiene en desconcierto a la ciencia desde hace varias décadas, pues sorprende que un objeto con tales mecanismos y avances tecnológicos haya pertenecido al año 100 a.C. Nada de este concuerda con lo que se construía en la época ni con inventos de Hiparco, de Arquímedes o de Apolonio.
La máquina de Antikitera es un objeto que se sale de toda lógica, es más anacrónico que los mismos mapas de Pirí Reis, y que pone en evidencia la cantidad de contradicciones que existen en la historia como la conocemos.