Meditación y la personalidad
¿La meditación cambia nuestra personalidad?
La meditación es un patrimonio de la humanidad que nada tiene que ver con ciertos grupos, sectas o tendencias religiosas. Se ha practicado desde siempre y es el principal recurso de la evolución personal; es la herramienta de la que disponemos para subir nuestra vibración mental.
¿La meditación cambia nuestra personalidad?
La meditación es un patrimonio de la humanidad que nada tiene que ver con ciertos grupos, sectas o tendencias religiosas. Se ha practicado desde siempre y es el principal recurso de la evolución personal; es la herramienta de la que disponemos para subir nuestra vibración mental.
Durante nuestra historia, nos hemos encontrado con muchas personas que le temen a la meditación, hasta el punto de prohibirla; asunto tan absurdo como prohibir el pensar. La meditación es clave para nuestra evolución y es fuerte y compatible con todo ser humano. De hecho, en todos los libros sagrados del mundo se recomienda la meditación como el mayor pilar del proceso espiritual, solo que muchas veces se denomina con diferentes nombres: contemplación, oración, plegaria, etc. Pero, si detallamos sus características, observamos que siempre se aboga por “cerrar los ojos y buscar en el interior”.
Ahora bien, la meditación sí modifica nuestra personalidad, ya que fortalece las cualidades positivas que poseemos y despierta propiedades y facultades que se encontraban dormidas.
La meditación nos hace ágiles, despiertos, conscientes, poderosos, seguros, conectados con nuestro ser interior; nos hace creativos, lógicos, inteligentes y nos desarrolla la memoria.
Todo esto hace que la personalidad sea más auténtica, que cada quien desarrolle su propio carisma, su originalidad espiritual. La meditación hace que cada uno desarrolle su propia maestría y pueda continuar el plan de amor de la evolución. La meditación desecha las cosas aprendidas y deja para sílas auténticas, fortalece el carácter, ahuyenta el miedo y la pereza.
Con la meditación podemos corregir los defectos y despertar nuestras facultades naturales.