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Decisiones y balance

Publicado en01/09/2022 Por




Todas las decisiones que tomamos, día a día, nos producen un rédito o nos restan puntos en la balanza de la salud y la espiritualidad.

En este sentido, la frase “somos lo que comemos” es supremamente cierta, pero no acaba ahí: también somos lo que respiramos, lo que pensamos, lo que meditamos; somos lo que atraemos, somos la conciencia o el estado de adormecimiento.

Esto va en cada personalidad y, sobre todo, en lo que se vuelve prioridad en cada vida. Hay quienes vuelcan todo su tiempo a su aspecto físico, al dinero o a los compromisos sociales; otros, al juego o a escapar de la realidad usando sustancias; unos más, en cambio, se obsesionan con la rutina y la cotidianidad y con la inmovilidad que esto produce.

Muchos viven absortos en el trabajo, en el estudio o en una exagerada fijación en la crianza de los hijos. Hay otros que concentran su interés en un trauma, reviviéndolo y sin poder avanzar; y otros muchos se enfocan exclusivamente en sus enfermedades, tanto, que llegan al punto en que se dan órdenes mentales, como mantras de su vida: “se me acabó la salud”, “yo ya no estoy para esos trotes”, “yo solo vivo de mal en mal”.

Aparte de lo anterior, seguimos el desbalance al no tener en cuenta el aire que respiramos y somos inconscientes frente a aquello que comemos. Somos sedentarios, con una dieta muy ácida, por la cantidad de carnes rojas y dulces que consumimos.

A este propósito, Otto Heinrich Warburg, premio Nobel de Fisiología y Medicina en 1931, fue uno de los grandes científicos del siglo pasado que dedicó su vida al estudio de las células, a la respiración celular, a los tumores y, como los seres humanos nos oxidamos, al cáncer, hasta el día en que murió, en 1970. Fue uno de los grandes expositores de la “alcalinidad” como sistema de vida.

Otro gran genio que también estudió la alcalinidad fue el doctor Linus Pauling, norteamericano, químico, bioquímico y uno de los padres de la Química Cuántica. Estudió el ADN, las proteínas, el envejecimiento, la oxidación, los factores de enfermedad del organismo, la genética, y las vitaminas. Este genio siempre decía: “La disciplina de vida es como las oportunidades. Lo que recibimos en el cuerpo nos favorece o nos perjudica por estar en la concentración adecuada, en el lugar adecuado y de la manera adecuada”.

Pauling fue uno de los primeros científicos en hablar del poder saludable de los alimentos fabulosos. Hablaba, por ejemplo, del ajo, del prodigio de las algas, del limón y su zumo como factor de salud, y estudió profundamente las vitaminas C y E.

Muchos afirman que tomar vitaminas en innecesario, ya que “todo lo obtenemos en la dieta”, pero, la verdad, no comemos balanceado, la cantidad de vitaminas que ingerimos con la comida es insuficiente, por esto, es necesario consumir zumo de limón y vitamina E, con selenio, para controlar la oxidación y favorecer la salud de los riñones, por lo mismo, debemos tomar Spirulina todos los días.

Es necesario ser conscientes de los tóxicos que ingerimos con la comida, que en este punto son realmente inevitables. Consumimos pesticidas en la papa, el arroz, las verduras, las frutas… Es una realidad.

Durante el sembrado, el crecimiento y el desarrollo de las plantas hay pesticidas; no hay nada que hacer. Solo algunos productos se salvan, por ejemplo, la piña no tiene pesticidas, la spirulina, tampoco, y, precisamente, nuestra Spirulina ayuda a desalojar pesticidas del cuerpo.

La calidad del agua es algo que también debemos revisar, por lo menos, tener filtro en la nevera para tomarla o para cocinar. Todos los días debemos beber limonada fresca, sin azúcar y sin la corteza del limón (porque tiene terpenos, que no son buenos). Debemos también cocinar siempre con ajo, aunque sea el ajo “antisocial”, no importa; hay que incluirlo.

Sumado a todo lo anterior, uno de los factores más importantes es el ejercicio. Debemos obligar al cuerpo a hacer estiramientos, a practicar algún deporte o a ir al gimnasio, practicar Pilates, balón terapéutico, o cualquier disciplina que saque al cuerpo de la inercia.

Además, hay que hacer todo lo posible por dormir bien: cuando ya nos esté dando sueño, meternos en las cobijas, apagar la luz y practicar la meditación en ese momento de paz, sin resistirse al sueño, relajarse. Esta orientación al descanso es rejuvenecedora, es antioxidante y revive la energía del cuerpo.

Recordemos que cuando hablamos de alcalinidad, hablamos de salud y equilibrio en todos los aspectos.


Propiedad intelectual de Hilda Strauss. Todos los derechos reservados ©



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