Cuántas veces reencarnamos

Los vedas, en su gran sabiduría, dicen que el ciclo general es de 108 vidas antes de llegar a planetas superiores. Pero estamos hablando únicamente de un ciclo. Después, el alma toma cuerpos en otros sitios del universo, espiritualmente más avanzados; luego, en otros mucho más avanzados, y así eternamente.

Dios y su actividad son infinitamente inimaginables: se mueve en la expansión y contracción del universo, en la formación y la explosión de las estrellas, en la inagotable encarnación de las almas que salieron de Él mismo, cambiando incesantemente de vestido. Él, en su profundo éxtasis del movimiento, se recrea generando y desapareciendo formas, condensando y disipando energías.

Nuestra mente no alcanza a imaginar la posibilidad. A partir de nosotros está tanto lo infinito hacia lo grande como lo infinito hacia lo pequeño. El material con el que estamos fabricados es mucho más fino y eterno de lo que nos imaginamos, el hecho de que no contemos con los medios para saber si dentro de un electrón existe un universo que pueda contener millones de cuerpos habitados por muchas almas que encarnan en vehículos físicos, no descarta la probabilidad de que exista.

Para Dios, lo infinitamente grande o pequeño es igual de importante. Él concentra su atención en todo, porque todo el universo es suyo. Todos, estrellas, humanos, plantas, galaxias, universos, etc., estamos fabricados con una sola materia prima. Dios es esa materia prima, y su presencia y conciencia impregna eternamente todo lo que existe.

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