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La soledad bien entendida

Publicado en28/11/2017 Por

Muchas personas consideran que no pueden estar solas o que les da miedo o depresión la soledad. Esto es, en parte, una condición de ciertas personalidades que se han visto forjadas por la crianza o por recuerdos de existencias pasadas.

Muchas personas consideran que no pueden estar solas o que les da miedo o depresión la soledad. Esto es, en parte, una condición de ciertas personalidades que se han visto forjadas por la crianza o por recuerdos de existencias pasadas.

En la mayoría de los casos, los seres humanos no saben lo importante que es estar solos, pero es un hecho que las cosas más trascendentales de la vida hay que hacerlas solos. ¿Quién va a meditar por nosotros?, ¿quién va a transformar nuestra mente o a despertar nuestra conciencia? Estos aspectos debemos desarrollarlos solos, nadie los va a hacer por nosotros.

La meditación es individual y se da en la soledad de nuestro propio interior. No hay por qué temerle a la soledad, pues, bien entendida, es nuestra mejor aliada para el despertar de la conciencia.

Cuando pensamos en soledad, podemos recordar el budismo y todo lo que se deriva de su meditación vacía. Al considerar estos conceptos, podríamos pensar que es pesimista o deprimente, pero esto no es así, el budismo nos prepara para afrontar la realidad.

El budismo dice:

  • “Nacemos en la soledad absoluta”.
  • “Morimos en la soledad absoluta”.
  • “Meditamos en la soledad absoluta”.
  • “No podemos librarnos de la vejez ni del decaimiento. Yo seré viejo y mi cuerpo sufrirá ese decaimiento”.
  • “No podemos librarnos de la muerte. Yo me voy a morir”.
  • “La vida tiene constantes cambios permanentes, nosotros tendremos que separarnos hasta de la gente que más queremos”.


Sabemos que los budistas del Tíbet son los mejor preparados para entender la muerte, porque están educados desde niños para enfrentar este proceso. Esto también podría parecer pesimista y deprimente, pero no lo es, se trata de genuina educación espiritual.

Aún hoy, conocemos prácticas del budismo tibetano de más de dos mil años, en las que se les enseñaba a los monjes a “ver más” en el silencio. Estas enseñanzas sublimes ayudaban a que, en silencio absoluto, pudieran concentrarse en los distintos sonidos de la naturaleza y del monasterio, como si cada uno fuera un mantra. Logrando este nivel de concentración, podían enfocarse en cada pensamiento, en profunda meditación.

Para nosotros, esto debe ser una guía, una verdad que debe estar siempre presente en la biblioteca del alma, en medio de la felicidad espiritual que nos produce el hecho de tener un ser interior que siempre nos acompaña y el hecho de saber que no moriremos jamás.

Es entonces cuando nos damos cuenta de que la soledad es una compañía clave para lograr la meditación, la reflexión, el balance y el silencio. El silencio es apacible, es una religión universal, sin sesgos; sin opiniones, fanatismos ni chantajes emocionales.

En nuestra cultura occidental estamos acostumbrados a llenar el vacío con ruido, sea visual o auditivo, pues nos da miedo la soledad, no soportamos el silencio, ya que esto nos enfrenta a nosotros mismos. Pero, es en la soledad, en ese silencio interno, que podemos contactarnos con las dimensiones superiores y con nuestro ser interior. En ese silencio, en la meditación, encontramos los secretos y los sonidos de los mundos elevados, y respuestas; y en la soledad y en el silencio podemos entender nuestra esencia y hacer desaparecer nuestros miedos y nuestras obsesiones.

Este silencio en la soledad hace que veamos hacia adentro y nos convierte en seres especiales, nos transforma, nos convierte en espirituales y no permite que seamos personas ordinarias. En la soledad nos ordenamos y recobramos la memoria, volvemos sobre lo andado y recordamos todo aquello que hemos dejado atrás. Nuestra mente recuerda proyectos abandonadas o truncados por las urgencias de la cotidianidad.

La soledad es necesaria, debemos entenderlo y llegar a sentirnos a gusto en ella, pues, tanto la soledad como el silencio, son fuentes de felicidad y de estabilidad, porque es en estos momentos de meditación cuando se crean las ideas, se fomenta la creatividad, se formulan caminos para seguir adelante y encontramos las respuestas a todas nuestros interrogantes.

En la soledad podemos encontrar purificación y sanar todos esos problemas del alma, nos encontramos en una gran capacidad de comprender y de entender, para así lograr, finalmente, esa tranquilidad y esa paz que estamos buscando.


Propiedad intelectual de Hilda Strauss. Todos los derechos reservados ©

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