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Las teorías de Stephen Hawking se quedan cortas

Publicado en14/11/2018

Nos tomamos el atrevimiento de comentar un tema que muchos pueden considerar controversial: las teorías sobre el universo de Stephen Hawking.

Primero, está su teoría sobre el universo finito, que dice: “Tanto el tiempo como el espacio son finitos en extensión, pero no tienen ningún límite o borde”, lo que es en sí una paradoja, puesto que estaríamos hablando de un universo curvo, en forma de esfera.

Esto es sorprendente. Vemos cómo esta teoría, y sus semejantes, se acomodan a los modelos matemáticos y así las explicaciones “encajan” y las leyes se comportan de manera ideal, pero lo que no se tiene en cuenta es que el universo entero sigue siendo para nosotros un enigma completo, inclusive, hay leyes que aún desconocemos.

Ahora bien, si llegáramos a pensar que efectivamente el universo es finito, nos surgen inmediatamente varias dudas:

  • ¿Qué hay más allá de nuestro universo finito?
  • ¿Qué hay en el espacio que le sigue?
  • Y si hubiera otro universo finito, ¿qué habría entre esos dos espacios?


Curiosamente, si nos dirigimos a las más antiguas escrituras de nuestra humanidad, vemos que todas estas dudas son eliminadas, ya que nos hablan del universo y de sus características infinitas. Claramente, todo es en lenguaje cifrado, pero el mensaje es claro:

  1. Nuestra mente está condicionada a comprender conceptos y magnitudes finitas y cualquier tipo de raciocinio que se escape de la razón común no es admitido. Limitamos nuestros conocimientos a la magnitud de nuestra mente.
  2. Los libros sagrados dicen expresamente que el espacio es infinito, que no tiene límites.
  3. Dicen también que el tiempo es eterno, sin principio ni fin.
  4. Nos hablan, de manera casi profética, sobre algo que ya está ocurriendo en nuestros tiempos: la humanidad circunscribe a la mente para sus análisis, por lo tanto, la humanidad solamente analiza fragmentos de la realidad. Ante lo infinito, cualquier parte, por enorme que sea, es apenas un fragmento. Científicos de gran calibre solo han podido analizar una parte, porque solo se conoce un fragmento de la realidad, apenas cuatro fuerzas. Pero hay más.


La ciencia se queda corta frente al análisis del universo, son análisis por partes. Los libros sagrados, en cambio, nos hablan de la realidad de una manera hermosa. En los orígenes, según los koguis, los vedas, los muinanes, en la ‘Edda’ y entre los mayas, se dice: “Al principio existía el cuerpo sagrado del absoluto en oscuridad y en luz, hasta que en su parte oscura se formó una densidad especial que configura la materia, pero es una densidad que se crea y se destruye en ciclos que la mente no puede comprender”. Las escrituras sagradas nos hablan de las respiraciones del tiempo en el espacio y del espacio en el tiempo.

Las dimensiones del espacio son tan inmensas, que simplemente se escapan a nuestro registro mental. Hay imágenes del universo que vemos en este momento que posiblemente ya no existan, simplemente, por el hecho de que la luz de esas imágenes ha viajado por el universo por millones de años hasta llegar a nosotros.

Otra de las frases de Hawking es: “Dado que existe una ley como la de la gravedad, el universo se creó de la nada, la creación espontánea es la razón de que haya algo en lugar de nada, es la razón por la que existe el universo, no es necesario invocar a Dios como el que encendió la mecha y creó el universo”.

Aquí nos preguntamos a qué dios se refiere Hawking, porque existe un dios infantil que la gente concibe en su mente, un dios de figura humana, con túnica y lleno de luz, también el dios de los físicos, que es concebido como una fuerza “cuántica” que detona procesos cósmicos, que genera fuerzas y luz y destrucción.

El mismo Hawking ha afirmado que existe un conflicto entre el concepto de lo eterno con la aplicación de todas las leyes de la física. Entonces nos preguntamos dónde entraría un dios eterno en los modelos matemáticos si se conocieran todas las leyes de la eternidad, de la cuarta y quinta dimensiones.

En uno de sus libros, Hawking también nos habla de la nunca bien explicada Teoría M o Teoría U, que realmente es una teoría que une las investigaciones de los seis grandes genios de la física actual y que es el verdadero paso que acerca a la física con la espiritualidad. En ella se habla de las Supercuerdas y de las Once Dimensiones Básicas, y sus conceptos han puesto a hablar a los científicos de los Mundos Paralelos y de las Leyes de la Supergravedad, que abren vórtices interdimensionales.

En definitiva, el dios verdadero e infinito tiene una dimensión mucho más espectacular de lo que podemos imaginar, que es mucho más acorde a nuestra propia intuición y que claramente se aleja de la concepción tan comercial que tanto oímos. Pero, la física lentamente se acerca a Dios, se acerca a la verdad.

 

 


Propiedad intelectual de Hilda Strauss. Todos los derechos reservados ©

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