Los logros espirituales y la reencarnación

Lo primero que debemos entender es que “En verdad, la muerte no existe”, en el sentido en que únicamente nuestro cuerpo físico muere, pero nuestra todo lo demás es inmortal.

Con la muerte, muere aquello que nos dio individualidad, aquellos rasgos de nuestra personalidad y de estilo. El resto, que es el espíritu, el alma y la mente, no mueren, reencarnan.

Cada encarnación es influenciada por nuestro espíritu y alma, para darle matices a esta nueva encarnación. Cada vida que pasa, comprendemos algo, entendemos algo, y avanzamos espiritualmente.

Como el espíritu no muere, cualquier cosa que aprenda, es guardada. Las acciones para la evolución del alma son acumulativas, se conservan en el viaje cósmico del alma en diferentes cuerpos. En este sentido, cada minuto de meditación cuenta, cada acto de consideración con los demás, suma.

Todo este aprendizaje, queda grabado en nuestra memora de siempre, es probable, por ejemplo, que, si llegamos a un punto espiritual avanzado, en donde recordemos nuestras vidas pasadas y memoria eterna, recordemos entonces también idiomas, sentimientos y otros tipos de registros, que aunque hayan pertenecido a otra personalidad, siguen siendo parte de nuestra alma.

Ese conocimiento conservado no depende de las religiones, ni de oraciones aprendidas, depende de la profunda meditación y comprensión de horas o instantes, eso es lo que queda, lo demás se diluye, es mental.

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