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Orígenes de la Atlántida

Publicado en23/05/2022 Por


La historia de la Atlántida es todo un misterio, es vieja y maravillosa, y todo lo que tenemos de evidencia, tanto en imágenes como en conocimiento, nos indica que es absolutamente extraterrestre.

Hablemos del nombre Atlántida, que no es el verdadero, sino que fue otorgado por las civilizaciones modernas, derivado del griego, pero que perdió su explicación original en la memoria humana.

El nombre Atlántida en la mitología griega llega de Atlas, un titán misterioso que tiene muchos orígenes y versiones. Una de las más bellas dice que es hijo de la madre Gea y del padre eterno Urano: la Tierra y el Cielo, respectivamente.

Supuestamente, los hijos de Urano fueron quienes elevaron la divinidad de las razas cuando llegaron del Cielo y se adaptaron a la energía de Gea, lo que no puede ser tomado a letra muerta: todo tiene un profundo significado, y es la historia de nuestra variación genética para que los cuerpos fuesen apropiados para recibir las almas de esta escuela mental en tránsito.

En la mitología griega también se dice que Atlas no era hijo de Urano, sino nieto, y cuando Urano llegó con toda su luz fue acogido fácilmente por Gea y se dieron las primeras generaciones de titanes. Estos, ya adaptados a la energía de la madre Gea, gestaron una segunda generación y en ese grupo estaba Atlas. Incluso, la misma mitología dice que tanto Atlas como Prometeo fueron los padres de la civilización humana, porque en un principio los humanos eran gigantes. Esto nos recuerda la historia de los Nefilim, los gigantes que son mencionados en el capítulo seis del Génesis en la Biblia.

Las historias de Atlas y Prometeo se refieren a esa civilización y a esa memoria perdida, a la mezcla de conocimientos que se confunden en los remanentes antiquísimos de las civilizaciones que conocemos. En este punto, caemos en la cuenta de que la mitología es una mezcla de historia extraterrestre, con el manual de la evolución. Es la historia de los antepasados perfectos, con la instrucción para mantener el ritmo de la evolución hacia planos superiores.

Si examinamos minuciosamente las historias de Atlas y Prometeo, vemos que aquí se encuentra la historia del «desembarque», en el que se mencionan seres iluminados importantes que comandaban regiones, mundos y aspectos difíciles de explicar. Por ejemplo, Zeus es un ser especial que mencionan los vedas como Zieaus o Dieaus –de donde proviene la palabra Dios– y en la Alemania antigua se llamaba Ziwas o Tiwas. En todo caso, tenía la potestad de mandar sobre dioses y sobre hombres.

Zeus fue quien condenó a Atlas a cargar una esfera, pero aquí hay una interpretación equivocada, pues no era la bóveda del Cielo, como muchos dicen, sino que Atlas había sido encargado de sustentar sus columnas, lo que el Cielo había dejado en la Tierra, algo que puede interpretarse como la regencia o el gobierno de los nuevos gigantes predecesores nuestros.

En las ‘Sagas de Islandia’ conocemos otras partes de los orígenes de la Atlántida. En ellas se dice que era la patria de las islas enormes y la tierra de los Sýnir Himni –«Los hijos del Cielo» en islandés– y la isla más grande, que fuera la última en hundirse, es Heimili Stjarbanna (en islandés, «La patria de las estrellas»). Pero el nombre legítimo de Atlántida sería parecido a Hmllst Stjnts, un nombre que incluso entre las lenguas más sajonas, como el sueco, el noruego o el alemán, es muy difícil de pronunciar.

Pero no nos angustiemos. Así como las lenguas del origen tienen ciertos componentes que no comprendemos, también tienen fonéticas con derivaciones de la cuarta dimensión y algunos vocablos son solo pistas o puntos de partida, el resto se entiende con el poder de la intuición superior o del presentimiento. Esto es muy avanzado. Apenas los cubos mayas o los mandalas védicos de miles y miles de capas son una pista muy alejada de la complejidad de los lenguajes y escrituras de las estrellas.

La historia de la Atlántida, y de su origen, no termina en Atlas, la historia se hace más interesante con sus hijas: las Pléyades, a las que pertenecía Maya, la madre de Hermes (el símbolo de la alquimia y del hermetismo) y con las Híades, a quienes pertenecía Ambrosía (el símbolo de la esencia de la columna).

¿Por qué Orión persiguió a las Pléyades? Es pura historia extraterrestre, de la que seguiremos hablando.




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